Vía crucis vivientes en Yucatán, cuando la religión también es espectáculo

viaHoy se inician los tres días de la llamada Semana Santa que encierran los mayores misterios de la fe católica, apostólica y romana.

En estas tierras donde el politeísmo maya reinó durante milenios (desde1800 a.C.) hasta que chocó con el catolicismo español (1521 d.C.) y surgió el catolicismo yucateco, producto del “sincretismo de las dos religiones”, el pueblo de estos lares desde antes de Cristo y hasta hoy día cree en el paraíso y el infierno (el cielo y el inframundo Metnal o Xibalbá para los mayas).

Tanto el maya prehispánico como el hoy yucateco creen que una persona, tras morir, se va al cielo o al  infierno/inframundo y tiene la oportunidad de revivir, es decir, de una nueva vida.

Ambas cosmovisiones comparten la idea de que el alma renace.

La diferencia estriba en que para los católicos morir significa que el alma deja el cuerpo y se va al cielo a compartir con Dios o al infierno a sufrir torturas lejos de Dios y, tras el Apocalipsis, sólo algunos –llamados los elegidos del Señor– resucitarán (como la misma persona, con el mismo cuerpo) al igual que lo hizo Cristo.

Y para los mayas cada persona tiene un corazón sagrado formado por una serie de componentes anímicos y al morir  algunos de estos componentes anímicos se destruyen con el cuerpo, algunos regresan el día de los fieles difuntos y otros más viajan al inframundo (regresan con sus dioses) junto con el cuerpo físico, donde son limpiados de toda transgresión e historia personal y reinsertados en un elemento o individuo diferente para el inicio de una nueva vida. Al cielo sólo van los que mueren en la guerra y en el sacrificio y, posiblemente, las mujeres que mueren en el parto.

Tras 495 años en que la cosmovisión maya chocó con la católica española, centenares de yucatecos festejan  el nacimiento de la iglesia católica durante esta semana en curso, adjetivada Santa o Mayor precisamente por esta celebración.

Hoy jueves 24 de marzo recuerdan la Última Cena, donde Jesús instituyó los  sacramentos de la Reconciliación, Eucaristía y el Sacerdocio. Mañana viernes, la Pasión, Crucifixión y Muerte de Cristo. 

Aunque en todas las iglesias católicas la ceremonia es la misma, lo cierto es que en algunas poblaciones de Yucatán la Semana Santa ya se convirtió en un espectáculo de fe que atrae al turismo local, nacional y hasta extranjero.

Tras la  puesta en escena del Domingo de Ramos, múltiples Jesús –eso sí morenos como el judío al que representan y que los cuadros europeos “blanquearon”– se disponen hoy a cenar por última vez con sus apóstoles y a iniciar el sufrido camino hacia la muerte en la cruz, castigo que los romanos reservaban para los revoltosos políticos aunque curiosamente hoy nos venden la idea de un Jesús que pregona la resignación.

En este mundo de las representaciones teatrales al aire libre de la Semana Santa, Acanceh es el Iztapalapa de Yucatán.

Via crucis viviente en Acanceh. Foto: Internet

Via crucis viviente en Acanceh. Foto: Internet

En  este municipio, ubicado a 30 minutos y 30.3 kilómetros de Mérida, se concentran multitudes para presenciar el vía crucis que ya se convirtió en el más turístico de Yucatán y que tiene la peculiaridad de que Jesús es crucificado ante el Palacio de los Estucos, una construcción maya, en tanto que Judas se ahorca en el atrio de la iglesia parroquial.

Este año ya se anunció que también habrá vía crucis vivientes en calles de Hunucmá, Baca –donde quien representará a Jesús informó que recibirá 30 latigazos–, Izamal y Dzilam González, entre otras comunidades yucatecas.

En un siglo XXI donde lo que no se ve –o no se publica en la redes sociales– no existe, la oferta de los vía crucis vivientes callejeros va en aumento en Yucatán.

Hoy es raro el grupo de católicos que sigue haciendo el vía crucis ante los cuadros de las 14 estaciones colgados en las paredes de su reducida iglesia.

Hoy, la religión también puede ser un espectáculo. Y los Evangelios de la Semana Santa tienen todo lo que atrae a las masas: traiciones, muertes y sangre.

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