Ejidatarios mayas triunfan sobre traficantes de tierras y fundan nuevo ejido en Yucatán

Después de tres años de resistencia y lucha, veinte campesinos de Texan Palomeque (Hunucmá) logran conservar 221 hectáreas que Rafael Acosta Solís prácticamente ya tenía en la bolsa para un grupo de ricos compradores de Merida

Ejidatarios de Texan Palomeque, el jueves 17 en la noche

Ejidatarios de Texan Palomeque, el jueves 17 en la noche

La comisaría de Texan Palomeque celebró esta noche del jueves 17 de diciembre de 2015 el nacimiento formal del nuevo ejido Texan número 2, integrado por veinte lugareños que disponen de 221 hectáreas para su uso común, sobreviviendo a la maquinaria de “compras fraudulentas” que se han venido realizando en los últimos años a cargos de millonarios de Mérida y con la anuencia de instituciones de gobierno.

“Yo, señor, no vendo mis tierras. Ella nunca me pide de comer; al contrario: ella me alimenta”, le dije en su cara a Rafael Acosta Solís cuando me pidió las tierras para comprar, relata uno de los ejidatarios de esta comisaría de Hunucmá, orgulloso de sí.

Los nuevos “ejidatarios”, es decir, los nuevos dueños de la gran mayoría de las tierras son 14 empresarios de Mérida y puede ver sus nombres en esta LISTA.

A las seis de la tarde, campesinos ejidatarios y sus familias ya ocupaban un lugar en el centro de la población de 6,000 habitantes, en el espacio que se había dispuesto para el acto “oficial” que cerró con la distribución de tacos de lechón y vasitos de gaseosas.

Los veinte ejidatarios que celebraban cerraban así tres años de agonía durante las cuales padecieron el vejamen y agotaron sus escasos recursos para hacer trámites oficiales para que salvaran sus tierras de la adquisición masiva que realizaba el comprador. “Pero lo más doloroso fue la complicidad de nuestros compañeros de ejido para que se concretara este despojo”, recuerda José Luis Ek Chuc.

Abrió el evento el presidente del Barzón Yucatán, Jesús Solís Alpuche, y le siguieron varios invitados y lugareños, entre ellos el nuevo comisario del naciente ejido José Antonio Chuc Cua. Se les elogió a los ejidatarios su esfuerzo y se les exhortó a trabajar en comunidad, ignorando las diferencias pasadas; que esta victoria no es el fin de la lucha sino apenas el comienzo, les advirtieron de diferentes maneras.

Ejidatarios de Texan

Ejidatarios de Texan

En su turno como orador, el líder de la lucha José Luis Ek Chuc rememoró las humillaciones que soportaron de sus mismos vecinos por la oposición que presentaban a la venta de tierras.

Pero el que se ríe de último ríe mejor. Hoy esas mismas personas se encuentran con las manos vacías; muchos preguntan cuándo será el siguiente pago de sus tierras (y no hay más) y preguntan qué parte tendrán en el nuevo ejido (y no tendrán parte). Peor aún: los que vendieron sus tierras o tienen ahora dónde ir a hacer leña. “Sorprendimos a uno hace el otro día. Afilaba muy a toda madre su machete cuando llegamos y arrancó a correr”, cuenta uno de los ejidatarios de los veinte. (Porque eso pasa con los ejidatarios que venden sus tierras. Luego que gasta el dinero –poquísimo, porque prácticamente les “roban” las tierras– que reciben no tienen ni siquiera dónde ir a leñar.)

Mucha razón tenían estos hombres sencillos de campo para celebrar, aplaudir entusiastas y escuchar con devoción los discursos que los elogiaban por su valentía, por su paciencia y por su victoria.

“En el tribunal agrario, mientras esperábamos, nuestros vecinos que vendieron eran alimentados con pizzas y gaseosas ¿y nosotros, compañeros, qué comíamos?, sólo unos trozos de pan y agua”, continúa rrecordando Ek Chuc, quien encabezó todo este proceso con el asesoramiento de El Barzón y un abogado.

Según los oradores, es ésta la primera vez en que una compra legal (pero con procedimientos irregulares) se topa con un revés, pues el Grupo de los 20 documentó bien todas las irregularidades que se cometieron en la adquisición de los cientos de hectáreas, de modo que se debió respetar las once hectáreas que les pertenecía a cada uno del total que estaban siendo adquiridas.

El 5 de febrero de 2013 José Luis Ek Chuc resultó ganador en la elección para comisario pero representó en adelante un piedra en el zapatos de los compradores de tierras. De modos que con ayuda de algunos lugareños (cuyos nombres se conocen) se maniobró para removerlo del cargo que por ley debían ser tres años. Sólo duró año y medio en el cargo pero en adelante se dedicó a trabajar a favor de que no se vendan las tierras ejidales. Fue inútil porque el dinero inundó Texan y los ejidatarios corrieron a firmar su anuencia a la venta. Pero no les explicaron con claridad: les dijeron la cosas a medias y es por eso que hoy día muchos ejidatarios creen que recibirán nuevos cheques, señala Ek Chuc.

–Si los compradores les hubieran dicho a los campesinos: ¡te compro tus tierras del ejido, aquí te entrego un cheque por ello!, seguramente muchos no hubieran vendido. Pero los engañaron, afirma Chuc. Porque el problema en sí no es la venta sino la manera en que se apoderaron de las tierras: con mentiras, con verdades a medias, con engaños… –señala.

Señoras y niños escuchaban los discursos y aplaudían con igual intensidad cada participación. Traseúntes y curiosos se detenían a escuchar y aplaudían todo cuanto se decía, y todos permanecieron en sus lugares hasta que terminó el evento y vinieron los tacos.

El evento terminó poco antes de las nueve y fue clausurado por el propio Jesús Solís Alpuche, e inmediatamente llegó el lechón al horno y un grupo de señoras se levantó a preparar los tacos que fueron repartidos.

Así cerró esa noche la celebración de una “victoria legal” sobre los traficantes de tierra en Yucatán, ejemplo para tantos otros campesinos que están siendo despojados de su territorio.

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