“La guerra de castas no ha terminado”, afirma el historiador Pedro Bracamonte

Panelistas en la noche del lunes 18 en el Palacio Cantón. Pedro Bracamonte, Gladys Arana y Fidencio Briceño Chel. Moderó la directora del museo Giovana Jaspersen

Mérida, Yucatán, 18 de mayo de 2017 (MayaPolitikon).– El gobernador de Yucatán Víctor Cervera Pacheco entendía bien pero no hablaba fluidamente la lengua maya, afirmó el lingüista Fidencio Briceño Chel esta noche del jueves en el Palacio Cantón.

“No soy cerverista ni nada, pero hay que reconocer su interés en entender el idioma y fue una verdadera lástima que no hubiera hecho algo más duradero”, añadió el Premio Yuri Knorozov 2016, en la mesa panel “De la guerra de castas y el clasismo porfiriano a los mayas contemporáneos”.

En la terraza del Palacio Cantón, donde se reunieron alrededor de un centenar de personas, Briceño Chel respondió al comentario de uno de los asistentes quien elogió a los “gobernantes mayahablantes que ha tenido Yucatán, como Felipe Carrillo Puerto y Víctor Cervera Pacheco … “.

A esto, el lingüista originario de Hubilá, Tixkokob, aclaró que el gobernante no lo hablaba fluidamente, pero tenía un sincero deseo de entender. “Fue uno de los primeros gobernantes que se preocuparon en aprender y comprender el idioma”, afirmó el lingüista del INAH Yucatán.

Y lo decía Fidencio Briceño con conocimiento de causa pues él mismo hacía de intérprete del gobernante. “Si ustedes revisan fotografías de eventos de Cervera de los años ochenta notarán a un individuo morenito de pie justo detrás de él, ese soy yo”, señaló Briceño Chel.

De hecho, añadió, fue el mismo Cervera Pacheco quien más adelante pediría que se impartiera la lengua maya en las preparatorias del Estado y luego “obligó” al Canal 13 a transmitir un programa donde “se oyera” la lengua maya, continuó el panelista.

–Y ¿qué tal si hacemos algo para que lengua maya se oiga? –había dicho Cervera.

–En total se produjeron 536 programas en lengua maya que desgraciadamente luego fueron a dar a la basura –lamentó Briceño Chel.

La mesa panel “De la guerra de castas y el clasismo porfiriano a los mayas contemporáneos” se inició poco después de las siete de la noche en la terraza azotea del Palacio Cantón, en el marco del Día Internacional de los Museos, que se celebra cada el 18 de mayo desde 1977.

Fue el primero en hablar el doctor en Historia Pedro Bracamonte y Sosa. Entre otros tópicos, el académico del Ciesas Peninsular señaló que la esclavitud que fue abolida en virtud de la guerra de las castas se ha instaurado de nuevo hoy día, pues los mayas emigran a la Riviera Maya donde son tratados como esclavos, y regresan con las marcas de la esclavitud, que son sus tatuajes y sus esclavas. “La guerra de castas no ha terminado”, sentenció al comenzar su elocución.

Criticó que los académicos no sepan descender a la realidad del pueblo maya, a la realidad del hombre del pueblo, y que sus explicaciones sobre la identidad del hombre maya se basen en teorías occidentales.

Bracamonte Sosa destacó el valor de recorrer los pueblos mayas y conversar y escuchar y tratar de comprender a los hombres mayahablantes, porque su visión sobre el mundo es la válida y única y es la base para comprender la cultura como tal, no las teorías que esgrimen los académicos extranjeros y que se creen a pie juntillas la generalidad de quienes los leen para “saber” sobre los mayas.

La maya es una manera de vivir, de ser y lo que nosotros los occidentalizados decimos de ellos casi siempre son erróneos, explicó Bracamontes y refirió una escena que vivió en las poblaciones de Quintana Roo donde, acompañando al antropólogo Elmer Ek Ek, fue amonestado por un anciano a quien interrogó partiendo del supuesto de que es “pobre”.

­–El pobre eres tú –le dijo el anciano maya. Ahí comprendió que hay otras maneras de vivir, y que la falta de televisión y estufa no es sinónimo de pobreza.

Bracamonte se dijo entrampado en la paradoja estadística que arrojan los datos más recientes del INEGI: un número menor de mayahablantes al lado de un número mayor que se declaran indígenas.

En efecto, hay mayas pero también hay unos que se “disfrazan de mayas”, señaló en otro momento Briceño Chel y son estos quienes disfrutan los privilegios de “ser maya” porque reciben recursos económicos que son destinados a los mayas.

Segundo en hablar, la charla de la doctora en Arquitectura Gladys Arana, de la UADY, versó sobre el “Sistema de clases y la arquitectura de cambio de siglo en la Mérida porfiriana” . Dijo que se vio sorprendida al caer en la cuenta del tema que había aceptado hablar, porque es una palabra que no había usado ni siquiera había usado una sola vez en su tesis de doctorado.

“No soy socióloga ni nada por el estilo”, aclaró más adelante cuando el momento lo parecía impeler a hablar de la bondad o la maldad de una circunstancia.

Reconoció la doctora que en general la arquitectura se ocupa de las grandes obras de la arquitectura, que incluso cuando se habla de “vivienda” se está refiriendo a las “grandes viviendas”, y que las casas pequeñas no son objeto de estudio.

En otro momento la doctora afirmó que hay que abrir bien los ojos para apreciar la arquitectura de la ciudad, porque si bien en ningún lado figuran los nombres de las mujeres que dieron mantenimiento durante tanto tiempo al Palacio Cantón, ni los nombres de los ebanistas y carpinteros, es casi seguro que estos últimos habrán reproducido en sus propias viviendas características de la construcción porfiriana, lo cual es notables en sus puertas y ventanas y demás elementos.

El evento dio término poco después de las 9:30 de la noche, con el agradecimiento de la directora del museo, Giovana Jaspersen García, y con la invitación a asistir a los eventos futuros de la institución.

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