Este mes de marzo de 2016 trece barcos se encuentran disparando bombas de aire comprimido al fondo del mar en el Golfo de México, frente a costas mexicanas, como parte del primer paso de la búsqueda de petróleo y gas.
Al menos dos de ellos se encuentran frente a los litorales de Yucatán.
La literatura sobre la exploración petrolera dice que “un cañón de aire comprimido de alta presión emite ondas acústicas desde una embarcación. Los (cables) hidrófobos (llamados streamers) arrastrados por el barco en superficie obtienen una imagen del subsuelo marino como una ecografía.
Mientras que al hablar una persona se emiten sonidos de 60 decibelios (dB) y el ruido de una moto equivale a 100 dB, el cañón de aire comprimido “emite ondas acústicas de 215-265 dB y frecuencias de 10-250 Hz (hercios), que pueden penetrar hasta 7,000 metros en el suelo marino. El ruido emitido es de 10,000 a 100,000 veces mayor que el motor de un avión a reacción, que emite un ruido de unos 140 dB. El nivel sonoro generado dobla el umbral del dolor en el ser humano”.
Por si fuera poco, “las explosiones se realizan de forma continua a lo largo de las 24 horas del día, los siete días de la semana, durante un periodo total de unos cuatro meses”.
¿Y cuál es el impacto de un estudio de prospección sísmica en el mar? “Los pulsos de aire comprimido producen daños fisiológicos irreversibles en cetáceos e incluso su muerte. Sus frecuencias, similares a las que estos animales emplean para comunicarse o interpretar el medio, alteran su comportamiento. Las tortugas pueden sufrir severos daños en sus órganos, cráneo y caparazón. Se reducen las capturas pesqueras. Se genera contaminación por lodos, barro, o elementos contaminantes del subsuelo como arsénico, plomo o benceno, liberados por el impacto de las ondas”, dice Alianza Mar Blava, que agrupa a gobiernos, empresas, sindicatos y asociaciones que tienen como objetivo a largo plazo conseguir que el Mediterráneo occidental sea declarado por ley “Zona Libre de Prospecciones Petrolíferas” y que ya consiguió que la petrolera Cairn Energy abandone un proyecto en el golfo de Valencia, España.
Mientras tanto, en el otro lado del Atlántico, el gobierno de México aprobó cuatro proyectos de prospección sísmica petrolera en el Golfo de México.
De acuerdo con el boletín diario que emite el Derrotero Meteorológico, de la Coordinación de Puertos y Marina Mercante de la SCT, los estudios en curso en el Golfo de México son los siguientes:
1) En el suroeste del Golfo de México se realiza el levantamiento de datos sismológicos marinos de Azimut Amplio denominado “Campeche 3D-WAZ” en Bloque A2, que abarca hasta el 10 de mayo, por cuatro buques: Western Neptune, Western Patriot, WG Columbus y Geco Emerald, remolcando 12 cables de 9,000 metros de largo cada uno, cubriendo un ancho de 1,200 metros y una profundidad de 12 metros. Los cuatro buques son custodiados por las embarcaciones María G, Melinda B. Adams, Acuarius G y Tampico Star 11.
2) En el suroeste del Golfo de México se realiza el levantamiento de datos sismológicos marinos de Azimut Amplio denominado “Campeche 3D-WAZ” en Bloque B2, que abarca hasta el 10 de mayo, también por cuatro barcos: Amazon Warrior, Vespucci, Geco Eagle y WG Cook, arrastrando 12 cables de 9,000 metros de largo cada uno, cubriendo un ancho de 1,200 metros y una profundidad de 12 metros. Son resguardados, a su vez, por las embarcaciones Mainport Pine, Mainport Kells, Astra G y Tampico Star 15.
3) En el centro del Golfo de México se hacen trabajos de Exploración Geofísica y Sismológica denominados “Maximus 2D”, hasta el 8 de marzo, con el buque sismológico Nikolay Trubyatchinsky, de bandera de Panamá, que arrastra un cable de 12 kilómetros de largo con una catenaria máxima de 15 metros de profundidad. Es custodiado por las embarcaciones mexicanas Lady Ione y Mr. Sam.
El 28 julio de 2015 se informó en subseaworldnews.com que a México llegó el buque que comenzó el programa “Maximus”, que cuenta con 31,600 km de líneas sísmicas que cubren los bloques 1, 2, 3 y 4 en la cuenca de fondo de Campeche, además de una red regional sobre la Plataforma de Yucatán y aguas profundas del Golfo. Menos de un mes después, el 13 de agosto, se reportó que en Houston comenzó el procesamiento de los primeros datos obtenidos en poco más de 2,000 kilómetros.
El 27 de enero el reporte fue que finalizó la adquisición de datos de “Maximus 2D”, que cubre bloques para ser anunciados en la primera oferta en aguas profundas alrededor en la Cuenca de Salinas México en el exterior. El estudio comprende aproximadamente 19,000 kilómetros de datos sísmicos de alta calidad de 2D y cubre los 6 bloques para ser incluidos en la primera licencia en aguas profundas alrededor en México, además de todos los bloques incluidos en el plan de 5 años para rondas de licencia en aguas profundas en la Cuenca de Salinas. El Dataset completo procesado estará disponible en febrero de 2016. “Actualmente el buque sísmico adquiere líneas regionales para el estudio de Maximus fuera de la oferta bloques redondos”, en alusión a la Plataforma Yucatán.
4) Curiosamente no se precisa en qué parte del Golfo de México se realiza ni el nombre del proyecto o programa, pero como se verá líneas adelante se hace frente a Yucatán. Lo que sí se dice es que son trabajos de exploración geofísica y sismológica, previstos hasta el 21 de septiembre. Es decir siete meses continuos disparando bombas de aire al mar, aunque la literatura petrolera indica que los estudios sísmicos se hacen por cuatro meses.
Cuatro barcos realizan este proyecto innominado:
a) Osprey Explorer, que remolca un cable de 12 km de largo a una profundidad de 15 metros, y que es custodiado por las embarcaciones B-1 y Tampico Star 13.
b) Northern Explorer, que arrastra un cable de 12 km de largo a una profundidad de 15 metros. Es resguardado por Palo de Tinte y Tampico Star 20.
c) Hawk Explorer, que remolca un cable de 12 km de largo a una profundidad de 15 metros. Es custodiado por las embarcaciones Don Enrique II y Tampico Star 14.
d) Harrier Explorer, del cual no se precisa qué trabajo realiza, ni es resguardado o no.
Según www.vesselfinder.com, el sábado 19 de marzo el Ospreys Explorer se encontraba entre Tampico y Matamoros, en tanto que el Northern Explorer navegaba frente a la costa norte de Cuba.
El buque Harrier Explorer (con bandera de Panamá y construido en 1979), a su vez, se encontraba este sábado 19 de marzo frente a Progreso, Yucatán.
Y el Hawk Explorer (con bandera de Bahamas y construido en 1984) navegaba en la zona de Yucatán y con destino a “Offshore Progreso”.
No obstante, no son los primeros barcos que bombardean el mar frente a Yucatán. Las explosiones marinas de aire comprimido frente a costas yucatecas comenzaron en octubre de 2015 con el barco Discoverer 2, según reportaron ese mes pescadores de Progreso al denunciar que padecían de bajas capturas y que en alta mar se encontraron con peces, langostas, pulpos y hasta tiburones muertos a causa de los estudios de prospección petrolera.
El panorama no es alentador. Con base en el reporte del Derrotero Meteorológico de la SCT, al menos dos barcos se encuentran disparando bombas de aire comprimido frente a la costa de Yucatán y lo seguirán haciendo a diario hasta el 21 de septiembre cuando menos. Es decir, las especies marinas estarán un año viviendo con ruido de 10,000 a 100,000 veces mayor que el del motor de un avión a reacción.