Por Rusell Peba, profesor y luchador social
“Los blancos hicieron que estas tierras fueran extranjeras para el indio, hicieron que el indio comprara con su sangre el aire que respira”. Ermilo Abreu, en “Canek”
La realidad de la Península de Yucatán. Hace más de 500 años que los extranjeros invadieron estas dignas tierras mayas, llegaron trayendo al verdadero Dios, bueno: al menos ese fue su pretexto para quedarse y saquear; se llevaron las riquezas que había en estas tierras, hicieron esclavos a los que aquí vivían, les cobraban altos impuestos por trabajar su propia tierra y de esta manera se moría la esperanza del buen vivir que nos enseñaron los abuelos más primeros.
Han pasado más de cinco siglos y la situación de pobreza, discriminación y criminalización de la lucha indígena no ha cesado, así como tampoco las políticas de despojo de nuestro territorio; hoy los proyectos con los que pretenden seguir saqueando nuestro pueblo forman parte de lo que se conoce como “capitalismo verde”, “negocio verde”, “mercado verde”, “crecimiento verde” , “turismo verde”. En otras palabras es la mercantilización del agua, de la tierra, del sol, del viento, de las plantas y los animales, así como también de nuestra cultura. Para eso los empresarios tienen como “paleros” a los políticos corruptos y a las autoridades que les hacen las leyes a modo para que el despojo sea “legal” y se haga en nombre de una “falsa sustentabilidad”.
Estas tierras mayas de la Península de Yucatán y los recursos naturales que tenemos hoy se ven en serio riesgo de contaminación y deforestación, ya que a la fecha las autoridades federales (Sener y Semarnat) y estatales, como la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), han autorizado megaproyectos de alto impacto para el medio ambiente. Han aprobado seis parques solares, nueve parques eólicos y una granja para 49,000 cerdos en Homún. El área donde está asentada la granja fue decretada en 2015 reserva geohidrológica por los cenotes con que cuenta. Lo más irónico de este caso es que el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) lo firma una odontóloga.
Asimismo, se han autorizado proyectos de ecoturismo en Quintana Roo, administrados por la iniciativa privada e instituciones de investigación como amigos de Sian Ka’an, con el proyecto de un corredor turístico desde 2015, conocido como “Maya Ka’an”, el cual afecta a varias comunidades mayas; hemos comprobado que muchas de estas autorizaciones se han realizado bajo numerosas irregularidades y contratos que ofrecen las empresas con grandes ventajas y beneficios para ellos, pero con muchas desventajas para los ejidatarios que firman el documento. (Es el caso de Suma de Hidalgo en Yucatán, donde la empresa “Aldesa energías renovables” construirá un parque eólico de 481 hectáreas y ofrecerá 270 pesos al año de renta a cada ejidatario ).
Hoy los proyectos con los que pretenden seguir saqueando nuestro pueblo forman parte de lo que se conoce como “capitalismo verde”, “negocio verde”, “mercado verde”, “crecimiento verde” , “turismo verde”. En otras palabras es la mercantilización del agua, de la tierra, del sol, del viento, de las plantas y los animales, así como también de nuestra cultura.
Las empresas eólicas y solares que pretenden desarrollar sus proyectos en nuestro territorio son Eólica del Golfo en Dzilam de Bravo, en una extensión en 1314 hectáreas; Fuerza y energía limpia de Yucatán, en la comunidad de Sinanché, en una extensión de 3222 hectáreas; Consorcio energía limpia en Tizimín en una extensión de 1725 hectáreas; BHCE en la comunidad de Cansahcab y otras 8 comunidades en una extensión de 3,952 hectáreas; Energía renovable de la Península en el puerto de Progreso en una extensión de 48 hectáreas; La empresa Vega Solar 1 y 2 en la comunidad de San José Tipceh en una extensión de 800 hectáreas para la instalación de 1,127,000 celdas solares; la empresa eólica Elecnor en la comunidad de Kimbilá en 70 hectáreas; la empresa Lightenning PV Park y Jinkosolar en Valladolid en 255 hectáreas; la empresa Photoemeris sustentable en Peto, Yucatán, en 120 hectáreas; la empresa desarrollo PV Yucatán con un parque solar en la comunidad de Sucil, en 46 hectáreas.
Es importante señalar que la “Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal” está de acuerdo con el uso de las energías limpias o renovables pero no está de acuerdo con los procedimientos de las empresas; es por eso que lo denunciamos. Es con ese modelo capitalista de explotación y despojo que solo busca el beneficio para la misma empresa sin importarle el daño que causa al medio ambiente y violentando los derechos colectivos de las comunidades mayas. En el marco de la autonomía y libre determinación de los pueblos, pensamos que es posible un proceso autogestivo en la administración de nuestros propios recursos naturales.
Cómo nació la “Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal. Ante esta dolorosa realidad por la que atraviesan nuestros pueblos, ante los abusos de las autoridades de los tres niveles de gobierno y ante la avaricia de las empresas, un grupo de indígenas mayas juntamos nuestras preocupaciones, nuestra esperanza, nuestro camino, nuestra dignidad y el 13 de enero de este año en curso decidimos decir ¡ya basta! de tanto abuso e injusticias hacia nuestros pueblos, nosotros, mayas de 25 comunidades, nos organizamos para recordarle al gobierno y a las empresas que no permitiremos más abusos y despojos en nuestro territorio, que no permitiremos que se sigan burlando y violentando los derechos consagrados en el artículo 2 Constitucional y en los acuerdos internacionales, como el 169 de la Organización Internacional del Trabajo; es así como nace la Asamblea Maya Múuch’ Xíinbal, los miembros somos de las comunidades de Muna, San José Tipceh, Ticul, Dzonot Carretero, Peto, Buctzotz, Progreso, Mérida, Valladolid, Tizimín, Sinanché, Suma de Hidalgo, Motul, Cansahcab, Ebtún, Homún, Tahdziú, Timul, Tzucacab, Cisteil, Plan Chaac, Justicia social, Calkiní, Iturbide, Hopelchén, y Dziuché en Quintana Roo.
El nacimiento de Múuch’ Xíinbal que significa “caminar juntos” es un parteaguas en el antes y el después de las empresas que aparentemente tenían todas las condiciones listas para la operación de sus proyectos. No tenían ninguna dificultad para desarrollar sus parques solares y eólicos. Estas empresas ya habían firmado los contratos a modo con los ejidatarios y en el papel todo estaba en orden y legal, listos para producir energía limpia.
Es así como los miembros de la Asamblea empezamos a recorrer las comunidades afectadas por estos proyectos y descubrimos la red de mentiras que usaron como argumento para convencer a la gente de las comunidades; les decían, por ejemplo, que dejarían de pagar electricidad si firmaban el contrato pero no se específica. Es más, la mayor parte de los que firmaron no saben leer y escribir, por lo que tampoco entendían los términos legales y los alcances de los contratos; este primer contacto de la asamblea Múuch Xíinbal con las comunidades afectadas por los parques eólicos y solares pronto empezó a dar resultado, ya que los ejidatarios empezaron a cuestionar a las empresas. Hoy varios proyectos están detenidos aunque no cancelados. La finalidad de la asamblea es que los permisos sean cancelados totalmente y que las comunidades mayas podamos ejercer nuestra autonomía en el manejo de los recursos naturales o de cualquier proyecto que afecte el medio ambiente, o que ponga en riesgo el futuro de nuestra vida como pueblo.
Sabemos que organizarnos y caminar juntos es un reto muy difícil pero lo estamos intentando, tenemos claro que este avasallamiento de proyectos de empresas trasnacionales no va a parar pronto. Tenemos el riesgo de desaparecer como pueblo; que sea saqueado, contaminado y deforestado nuestro territorio; hace doce años nos lo dijo el Subcomandante Insurgente Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional: si no nos organizamos como pueblos indígenas, en 10 años estaremos a punto de desaparecer. No se ha equivocado.
Los miembros de la Asamblea empezamos a recorrer las comunidades afectadas por estos proyectos y descubrimos la red de mentiras que usaron como argumento para convencer a la gente de las comunidades; les decían, por ejemplo, que dejarían de pagar electricidad si firmaban el contrato pero no se especifica. Es más, la mayor parte de los que firmaron no saben leer y escribir,
Lo que viene. Los mayas que formamos parte de la asamblea de defensores de nuestro territorio tenemos claro el camino que debemos transitar juntos: por un lado seguiremos llevando la flor de nuestra palabra digna a nuestros hermanos de las comunidades donde la primera información que les llega sobre los megaproyectos es de la empresa. Es por esta razón que seguiremos recorriendo los pueblos, comisarías, rancherías o hasta donde las fuerzas nos alcance para seguir llevando una palabra de esperanza y de dignidad. Hemos estado alertando a nuestros hermanos sobre las estrategias de despojo de nuestro territorio por parte de las empresas coludidas con el gobierno, pero sobre todo de las argucias legales y tramposas de los “contratos atractivos” que traen supuestos beneficios para la comunidad. La mayor parte de estos contratos son para que la empresa opere su proyecto en nuestro territorio por 30 años con la opción automática de otros dos periodos por el mismo tiempo: así lo dicen los contratos que nos han hecho llegar nuestros hermanos que no están de acuerdo con este criminal arrebato y despojo de nuestro territorio.
Al mismo tiempo que llevamos la información a las comunidades, estamos iniciando un proceso de defensa legal e integral de nuestro territorio por medio de la elaboración de amparos que algunos abogados solidarios están organizando, así como también otras organizaciones han manifestado su apoyo solidario con esta causa.
Es importante señalar que la asamblea de defensores Múuch’ Xíinbal no cuenta con ningún tipo de financiamiento por lo que los trabajos que realizamos lo hacemos porque estamos convencidos de que el camino de la resistencia y de la justicia es lo que sigue, los que participamos en este espacio lo hacemos por cuenta propia, nadie recibe un salario por este trabajo, como decimos por acá: “lo hacemos por amor al arte”.– Ticul, 22 de julio de 2018.– R.P.