Por Pedro Uc Be, poeta y activista maya
Buctzotz, Yucatán, 28 de marzo de 2018 (MayaPolitikon).– Las llamadas energías limpias no han sido tan limpias en Yucatán como se ha presumido por el gobierno y las empresas interesadas en construir los parques eólicos y fotovoltaicos en nuestro suelo maya.
Con engaños han logrado despojar de su tierra a cientos de ejidatarios en todo el Estado, los hacen firmar hojas en blanco, luego le anexan un texto que contiene muchas cláusulas de un contrato de usufructo en los que todas están a favor de la empresa en cuestión y se caracterizan por el coyotaje más cínico; así se aprovechan de la pobreza económica de la gente del campo, pero sobre todo de su analfabetismo en estos temas cargados de tecnicismos en ciencias ambientales y jurídicas.
Ante el impacto social que este abuso del gobierno y de las empresas ha generado en pueblos y ejidos como Sinaché, Suma, Ebtún, Dzonot Carretero, Dzilam de Bravo, pero sobre todo en San José Tipceh (Muna), donde hay incluso amenazas de muerte, han aparecido algunas tendencias de organizaciones medioambientalistas, jurídicas y personas que buscan incidir en la solución de los conflictos. Algunas como facilitadores de la empresa y del gobierno, otras satanizando las energías renovables y finalmente los que miran con simpatía a la Asamblea de defensores del Territorio Maya, Múuch’ Xíinbal, que defiende el territorio con legitimidad desde los valores y creencias del pueblo maya.
El primer grupo lo conforman aquellos que plantean que se les pague a los ejidatarios un precio un poco más alto a la renta de la tierra, pero sin tomar en consideración los impactos ambientales y sociales que el megaproyecto generaría en la comunidad, ni las cláusulas tan desfavorables para los dueños de la tierra; este grupo instan a la comunidad a llegar a un acuerdo y trato con la empresa por un poco más de pesos.
La segunda tendencia, el segundo grupo, afirma que las energías renovables no sirven, que no van a solucionar el problema del alto consumo de energía. Son peligrosas y contaminan, que lo mejor es seguir usando con moderación las energías fósiles como la que tenemos hoy.
El tercer grupo o la tercera tendencia es la que sostenemos en la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal. No rentamos ni vendemos nuestras tierras y menos entregamos a las empresas y coyotes nuestro territorio, sin embargo, creemos en la utilidad de las energías renovables; no son negativas en sí mismas cuando se empleen bajo un modelo comunitario. Que los pueblos indígenas sean los dueños de su propia producción energética para su propio consumo y comercialización en pequeña escala. Pensamos que la energía renovable administrada por la propia comunidad indígena no dañaría el medio ambiente porque no sería a gran escala y es la alternativa al empoderamiento de las comunidades y la posibilidad de empezar a construir su autonomía y autodeterminación.– Buctzotz, marzo de 2018.