Nosotros nos unimos a nuestros hermanos de todas las comunidades mayas peninsulares y también con los de la montaña y de los valles de los estados de Tabasco y Chiapas, para levantar la voz clara y fuerte; para no aceptar la construcción del mal llamado ‘tren maya’, porque el gobierno todavía no le ha informado de manera clara y convincente de los perjuicios y consecuencias reales [del “tren”] en nuestra vida social, en nuestra cultura, en nuestros territorios y recursos naturales. Pero sobre todo en nuestro patrimonio histórico, y con esto el gobierno atenta contra nuestras garantías y derechos internacionales que nos otorga el Convenio 169 de la OIT en el que se establece que el gobierno debe velar por nuestra seguridad social, cultural y ambiental como pueblos originarios.
Se pudo constatar que las asambleas de noviembre pasado, presuntamente con el fin de informar al pueblo maya, estuvieron llenas de irregularidades y no se logró el objetivo de proporcionar información real, verdadera y trasparente para todos los mayas que habitamos en la Península de Yucatán.
Asimismo, se observó el acarreo de personas, además de que solo se les invitó a los comisarios ejidales y autoridades municipales, cuando debió ser a todo el pueblo.
Se pudo observar que en esas reuniones “informativas” hubo mayor número de funcionarios públicos que indígenas, y que las personas que representaban el proyecto no respondieron a preguntas puntuales y dieron evasivas. Sin embargo insistieron en que el próximo 14 de diciembre se vote para aceptar el proyecto, por lo que atentan con la libertad de decidir libremente.
Se observó que hubo mala fe desde la organización y durante el proceso de informar, confundiendo aún más a los representantes de los pueblos indígenas.
Asimismo, los actos realizados como rituales mayas fue una ofensa a nuestras costumbres, porque nunca se hace un ritual para apoyar un acto cívico o proyecto o algo ajeno a nuestra espiritualidad ancestral.
Se le recuerda al gobierno que el proceso de consulta debe cumplir con los requisitos de ser previa, libre, de buena fe y culturalmente adecuada, sin embargo a la gente de la región Poniente aún no se le ha informado.
Se piensa que los únicos beneficiados con este proyecto serán esos grandes empresarios que son los mismos que les han despojado y destruido sus territorios junto con sus recursos naturales. No hay que olvidar que los pueblos originarios son los dueños legítimos del territorio y que para ellos la tierra, el agua, los montes , los ríos son sagrados porque ahí miran a sus ancestros. Ellos siguen trabajando los campos, siguen protegiendo a las abejas y siguen practicando sus rituales para honrar a los señores del monte, de la lluvia, la vida, la tierra y la cultura de los pueblos indígenas. Es sagrada y no debe mancillarse con la construcción de un tren que los va a dividir y a despojar de su identidad y de sus territorios.
Los pueblos originarios del Poniente de Yucatán no aprueban la construcción del tren maya, porque no están informados debidamente, como lo ordenan los estándares internacionales para una consulta.
Alberto Rodríguez Pisté
Alberto Rodríguez Pisté, vocero del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chik'in Ja'