Por PEDRO UC, escritor y activista maya
Ante el violento despojo que conllevan la aplicación de la reforma energética y la apertura de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) en el territorio maya que se extiende en la Península de Yucatán, ejecutada por las empresas y el gobierno, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente ( Seduma ) juega un papel muy poderoso a favor de los nuevos colonizadores de la tierra que poseen los campesinos mayas. Gracias a la lucha por la independencia y la revolución mexicana, aunque derramó mucha sangre de indígenas y otros mexicanos, los pueblos mayas de ayer y hoy poseen polígonos de tierras en las que existen cenotes, lagunas, rías, cuevas sagradas, monte alto, maderas preciosas y muchas riquezas naturales en los que han construido su territorio.
En estos espacios se alimenta le lengua maya, se celebran los ritos agrícolas, se conserva la semilla, se sustenta el tipo de alimentación, se cuida la fauna y la flora, se cosecha miel, se tallan las flores, se crían los animales, se educa a los niños, se preserva la medicina tradicional y se alimenta la cultura maya en general.
El bioterrorismo norteamericano que atacó la Península de Yucatán a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado mediante programas de combate a la garrapata de hatos de ganado vacuno, hizo llover cajitas de mosca sintética para esterilizar a las moscas naturales que ponen huevecillos en las heridas de las vacas y multiplicarse. Según se comenta, esas cajitas contenían sustancias que producían algún tipo de insecto que se posa en las flores de plantas de cultivo, como el tomate y el chile, en donde ova y al brotar hace que se ensortijen las hojas de la planta; de igual manera sucede con otras especies que cultivan los campesinos de la región, evitando que den los frutos esperados. Esto sucedía cuando entraba en vigor el tratado de libre comercio.
Entonces se hacía necesario comprar al mercado estadounidense cierto tipo de químicos para rociar los cultivos de verduras para que los campesinos y horticultores puedan obtener la producción necesaria como solía darse en años anteriores a estos proyectos implementados en esta zona por los programas de gobierno mexicano bajo la conducción del gobierno extranjero.
Así las cosas, hasta que el tema de las energías renovables toman la mesa de la Península de Yucatán para operar la renta de miles de hectáreas de ejido para construir sus parques eólicos y fotovoltaicos. Con base en engaños, desinformación, complicidad con las instituciones del gobierno, manipulación y violación a las leyes ambientales y derechos de los pueblos indios, pisan con cierta firmeza los territorios donde cantan los pájaros, donde brillan las aguas cristalinas de los cenotes, donde florecen las plantas medicinales, donde las abejas y murciélagos polinizan las espigas y los árboles frutales.
Es cuando algunas ONG y consultorías se ocupan para visibilizar este arrebato y tímidamente empiezan a generar información para difundir entre los mayas, campesinos ejidatarios y pequeños propietarios de tierras. La SEDUMA, en respuesta a esta voz que exige el cumplimiento a la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), la Evaluación de Impacto Social (EVIS), al Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán (POETCY) y a la demanda de amparos por las violaciones al artículo dos constitucional y al Convenio 169 de la OIT, se presenta en estos espacios para “sumarse” a la causa que demandan las voces críticas; en este marco encabeza el decreto gubernamental de un Yucatán Libre de transgénicos; medida que silenció a casi todas las voces críticas y logró cooptar y liderar a muchas ONG que carecen de la suficiente capacidad de discusión teórica al respecto y otras que se acomodaron en ella debido a algunos apoyos que les brinda.
Han aparecido en la foto oficial y en los medios de mayor circulación peninsular indígenas y SEDUMA realizando actividades a “favor de la Sustentabilidad Peninsular” y apoyándose mutuamente en eventos que convoca dicha Secretaría o las que convoca determinada ONG, como la ya tradicional y desdibujada feria del maíz.
Lo cierto es que nada ha cambiado para el bien de las comunidades mayas, las empresas siguen sin respetar el derecho a la consulta, siguen sembrando semillas transgénicas, siguen arrebatando miles de hectáreas mediante decretos (herramientas del despojo de territorio) de los gobiernos para reservas ecológicas y áreas protegidas para el fomento del turismo industrial en las mejores costas, en los anillos de cenotes o en las lagunas; siguen construyendo megagranjas porcícolas sin el consentimiento de los pobladores del espacio, siguen instalando sus molinos de viento y sus espejos para la producción de energía pisoteando el derecho de los indios y de los demás mexicanos de vivir en un medio ambiente sano.
Algunas OGN litigantes, que han visto en esta coyuntura una oportunidad de obtener muy buenas ganancias económicas, están administrando los conflictos tranquilizando a los legítimos dueños del territorio mediante la gestión de amparos muy mal elaborados, con demasiada lentitud con los que se pasan tiempos y se sobreseen; imparten talleres para repetir el ABC del tema de la consulta que es apenas una endeble garantía que manejan, desvinculada con el derecho a la autodeterminación y el consentimiento, afirmando que es vinculante sin que demuestren algún artículo de alguna ley en la que se fundamente.
Con este tipo de grupos la SEDUMA celebra caminar, trotar, sonreír y desarrollar actividades que redundan en muy buenos beneficios políticos del gobierno en turno y con otros que hacen lecturas inocentes confundiendo causa con efecto, como lo advierte Nietszche, para obtener la gran ganancia de pescador en río revuelto.
El nuevo planteamiento de lucha que se prepara por algunas agrupaciones académicas y de la sociedad civil está basada en la aplicación del Artículo 7 del Convenio 169 de la OIT y en la Ley de Transición de Energía.
Es necesario dejar de venerar ese caballo de Troya, es tiempo de desmentir a los dioses, hay que quemarlo urgentemente antes de que siga abonando con su escoria este territorio para que crezca con potencia su soya transgénica, el tufo de sus granjas porcícolas, la deforestación de las selvas en las que pone sus pies, el recalentamiento por sus parques fotovoltaicos, el estridente ruido de sus turbinas eólicas y su amenaza de convertir en pueblos fantasmas nuestras comunidades y territorios donde al día de hoy seguimos celebrando la vida, la cultura, la lengua, nuestra lengua, esa que nos heredaron nuestros padres y abuelos donde producimos nuestros alimentos y nos reproducimos física y culturalmente como ha sido a lo largo de nuestros amaneceres y atardeceres.– Pedro Uc, Mérida, 27 de diciembre de 2017.