Por Pedro Uc Be, poeta y activista maya
El noreste del Estado de Yucatán sufrió la primera deforestaciónen la época de las haciendas henequeneras que llegaba hasta Temax; a partir de Buctzotz fue una zona maicera; paulatinamente la ganadería fue ganando espacios hasta que, hoy día, ha llegado a ser una zona relevante de producción de grandes cantidades de reses.
Este dato que enorgullece a muchos ganaderos ha buscado muchas maneras de sostenerse y crecer cada día; con ese objetivo se ha deforestado miles de hectáreas de monte para convertirlos en el monocultivo de zacate para el pastoreo de miles de cabezas de reses.
Con esta deforestación se ha atentado contra miles de hectáreas de árboles, plantas medicinales, animales que fueron despojados de suhábitat, flores que producen miel, abejas nativas como la xunáankaab, cenotes y aguadas contaminadas por el excesivo excremento de las reses; esto ha sido un primer daño, no menor, a nuestro medio ambiente.
Una nueva agresión que han empezado a imprimir contra del medio ambiente es la renta de esos potreros para la instalación de parques eólicos: estos aparatos van a obstaculizar el deslizamiento natural del agua. Esos artefactos tienen sus bases más de diez metros de profundidad y 1200 toneladas de concreto para poder soportar una torre de 120 metros y aspas de 60 metros; además acabaría con muchas aves y murciélagos que son los polinizadores o reforestadores naturales.
Por si fuera poco todo este daño ahora han comenzado una actividad aún más agresiva: fumigar herbicidas como Pastar, Togar, Tordon y Esteron con un helicóptero en miles de hectáreas de zacatales o potreros; esta actividad va a generar un daño muy fuerte al agua, a las plantas y árboles que producen miel, va a contaminar todo, de tal manera que hasta nosotros los seres humanos vamos a ser envenenados con estas sustancias.
La gran cantidad de agroquímicos que se vierten sobre nuestro medio ambiente, finalmente, son absorbidos por la tierra o se filtran al manto freático permaneciendo por tiempo indefinido hasta que se degradan, en tanto los contaminantes químicos los consumimos ya sea por medio de los alimentos o por el agua. Agroquímicos como PASTAR y TOGAR que comercializa la empresa DAW AGRO SCIENCE tiene como base dos sustancias altamente dañinas para el medio ambiente y la salud: Aminopyralid y triclopyr, que según datos tomados de la etiqueta del producto causa irritación en los ojos y puede causar ceguera, además de quemaduras químicas de la piel. Asimismo tarda mucho tiempo en degradarse aunque no especifica cuánto. Es muy tóxico para los peces; lo más interesante es que en el cálculo de los daños a la salud se tomó como referencia ratas de laboratorio, o sea que en los humanos aún no se sabe si son los mismos efectos o son más graves. Estos agroquímicos forman parte de lo que se llama “Súper ganadería” (sic) que tiene como finalidad el control de la maleza en los pastos para aumentar la productividad y la rentabilidad.
Hay estudios que han demostrado que muchas mujeres que amamantan a sus hijos tienen la leche materna contaminada con glifosato u otros elementos químicos que usan para fumigar inmoderadamente grandes extensiones de tierra, donde imperan los monocultivos que son los medios de deforestación masiva en nuestro territorio.
Nosotros, como pueblo maya e integrantes de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, no podemos estar callados frente a este ecocidio; consideramos que es un atentado contra nuestro territorio, de nuestros valores, de nuestras creencias y de nuestros derechos consagrados en las leyes vigentes y en nuestra palabra antigua o tradición oral.
Hacemos un llamado a los ganaderos que están involucrados en esta práctica, a las empresascomo Helimaz y Dapsa Agroinsumos que hacenel negocio de la distribución inmoderada de los productos de proveedores,comoAdama, Altiara, Arysta, Basf, Bayer, CYR agroquímica, Dow, FMC, Gowan, Lapisa, Rotam, Syngenta, Valent y Velsimex, a laUnión Ganadera Regional del Oriente de Yucatan ( Ugroy)que deje de promoverlosy también al gobierno para que intervenga en esta práctica ecocida para frenar esta agresión a nuestra naturaleza y su envenenamiento. Es claro que va contra nuestra salud y la de nuestros hijos, de lo contrario nos veremos en la necesidad de emprender una lucha social y jurídica para detener esta forma de producción que redunda contra nuestra salud y la del medio ambiente.
Esta práctica empresarial ecocida que se está generalizando en todo el mundo,daña nuestro hábitat y contamina a nuestra madre naturaleza. Es una situación similar a lo que ha pasado en Sudamérica en los últimos 20 años,específicamente en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay que se conoce como la “nueva república de la soya”. Son aproximadamente 20 millones de hectáreas que sirven para el monocultivo de la soya transgénica y que después de algunos años se convirtió en un desierto con cientos de casos de cáncer documentados, malformaciones genéticas y otras enfermedades generadas por la aplicación aérea de agroquímicos. ¿Hacia allá vamos? ¿Estamos construyendo en Yucatán la “Nueva república de los agroquímicos?– P.U.B.– Buctzotz, Yuc; 5 de julio de 2018.