Atrapados por el huracán “Delta” en Puerto de Progreso

Un turista nacional que pensaba disfrutar unos días en las playas de Progreso fue sorprendido por el huracán Delta y terminó durmiendo en un albergue temporal.

El señor Carlos Gómez, originario de Monterrey, llegó a Mérida la semana pasada por motivos de trabajo, y al terminar sus compromisos quiso pasar unos días en la playa de Progreso antes de regresar a su casa. Reconoció que no sabía de la amenaza del huracán Delta.

El hombre de 56 años se hospedó en un hotel del malecón, pero lo que pensó que serían unos  días de asueto frente al mar se volvieron unas tormentosas vacaciones. Nunca había estado en un huracán.

En las primeras horas de esta tarde cuando las rachas de viento bajaron de intensidad el señor Carlos Gómez decidió salir del hotel con la intención de regresar a Mérida y viajar a Monterrey, pero las calles del puerto estaba completamente vacías y no había ningún medio de transporte que lo sacara de Progreso.

El hombre, que consiguió una bolsa de plástico para proteger su maleta de la lluvia, contó que anduvo caminando en las calles inundadas sin poder conseguir un taxi. Fue a la terminal de camiones pero no había servicio y cuando estaba a punto de caer en crisis pidió ayuda a un camión del Ejército que pasaba.

Empapado y con las chancletas rotas, los militares llevaron a don Carlos al albergue habilitado en la escuela primaria Candelario Ruz Patrón, donde

pasará la noche junto con unos 50 habitantes de Progreso que tuvieron que dejar sus viviendas a causa de las inundaciones.

Don Carlos dormirá esta noche en el albergue, pero la señora Abigail Puc, vecina de la colonia Ciénegas 2000, será su cuarto día en este albergue. Ella, junto

con otras 11 personas de su familia, ocho niños y tres adultos, fueron desalojados de su casa, desde el domingo pasado.

Cuenta que su vivienda se inundó ese día, que el agua subió rápidamente y no tuvo tiempo de recoger sus documentos ni ropa.

Sólo quedaron en la casa tres perros, dos gatos, un loro y un pavo, pero ellos se cuidarán solos. “Sabemos que los animalitos van a estar bien, porque hay dos camas y los sillones de la sala donde se pueden subir para no mojarse. Pero lo más seguro es que se pierda lo poco que tenemos”, indicó la mujer de 54 años.

Las colonias que sufrieron inundaciones en Progreso fueron Ciénegas 2000, Canul Reyes, Nueva Yucalpetén, Benito Juárez, ejido y fraccionamientos Las Palmas, entre otros.

Pero el huracán Delta no sólo atrapó al turista y a vecinos progreseños desalojados: dos albañiles que trabajaban en la construcción de una cancha y un campo de fútbol en el parque del Playón se vieron obligados a permanecer en la obra.

El señor Deiny Polaina, vecino del puerto de Chuburná, contó que la empresa Posadas los designó para que cuidaran las herramientas, por lo que prácticamente vivieron el paso del huracán Delta en la intemperie.

Primero trataron de mantenerse en el campamento como les habían ordenado, pero cuando los vientos empezaron a volar las cosas, tomaron sus pertenencias y buscaron refugio en un edificio cercano desde donde vigilaban la obra.

Nadie de los responsables de la empresa tuvo la atención de ir a ver cómo estaban o siquiera hacerles una llamada. Lo peor es que tampoco les pagaron y no tenían dinero para regresar a sus casas, ni para comprar comida y agua.

“Estoy desesperado porque no sé cómo está mi familia en Chuburná y no tenemos forma de regresar; muchas de las herramientas y las cosas de la obra ya quedaron bajo el agua y si la empresa no les importa su gente a nosotros tampoco nos va importar lo que se pierda con el huracán”, señaló el trabajador quien junto con su compañero vivieron horas de incertidumbre.