Por BERNARDO CAAMAL ITZÁ, comunicador comunitario maya
La Canícula, que se inició el 16 de julio, está a punto de concluir, el 24 de agosto (aunque algunos dicen que se presenta del 15 de julio al 15 de agosto).
Durante este lapso quedó claro que las lluvias se presentaron de forma regular de José María Morelos (Quintana Roo) a Tzucacab, incluso en Muna (Yucatán), y de menor de intensidad en Peto, Tahdziu, Chacsinkín y parte de Tixméhuac.
En Peto, desde la entrada de la Canícula solo se registraron nublados y la humedad se presentó a partir del 21 de julio y en los últimos días hasta el 4 de agosto (las lluvias registradas del 3 al 5 de agosto fue debido al ciclón Earl y que llegó a la Península como tormenta tropical).
Las lluvias se alejaron de Peto después del paso de la tormenta tropical y solo han habido algunas precipitaciones de forma errática y de menor intensidad, mientras que en Tzucacab y José María Morelos siguen registrando lluvias con mayor frecuencia.
Por lo pronto, las lluvias de los primeros días de agosto hizo que los campesinos concluyeran con sus siembras, de tal modo que ahora quienes tienen la oportunidad de viajar por el Cono Sur de Yucatán podrán observar milpas casi recién cultivadas y otras cuyos portes de maíz ya están pronto a espigar.
Aunque hay dos fechas que señala la conclusión de la Canícula, podemos hacer un análisis de cómo se presentó y describir sus efectos en la región. Las lluvias han sido erráticas y hasta el momento no se ha mantenido la humedad en varios lugares de esta región, y el resultado más inmediato es que los pájaros y algunos roedores extrajeron las semillas recién depositadas en el tierra, mientras que los bioindicadores del estado del tiempo siguen señalando que no se ha estabilizado el periodo lluvioso, lo cual significa que el ch’ochlin (cigarras) mantiene su cantó y por ratos las ranas cantan en señal de cierta humedad.
Sin embargo, el Xok K’íin pronosticó intensas lluvias para la última semana de este mes de agosto y será de las más intensas.
Cultivar la tierra no solo significa el arte de hacerla sino que de ahí se genera el futuro del Mayab, porque se mantiene el banco de semillas que han sido preservados en las milpas, y por otro se reproduce el conocimiento que mantiene vigente a la gran cultura maya.
Quienes trabajamos la tierra sabemos lo que significa la práctica de la milpa, que con un paso en falso se pierde la cosecha y hay que esperar el próximo año,; pero no se pierde el ánimo sino que se renueva la esperanza por cultivar el kili’ich ixi’im (la santa gracia o maíz) y de los otros cultivos.– Peto, 19 de agosto de 2016.