El colonialismo como el gran negocio de las ONG

El campesino maya, su territorio y su cultura, lo que está en peligro ante las ONG, según el autor

Quizá fue en la universidad donde escuchaste por primera vez estas siglas, pero si tuviste mala suerte entonces lo habrás oído en casa cuando preguntaste a tus papás en qué trabajan al no entender sus actividades, siempre rodeándose de gente extraña, viajando, esforzándose a contener enojos con un gran esfuerzo de convertir las muecas en sonrisas frente a los demás. Así fue que seguramente te preguntaste ¿qué será esa ONG que tiene atrapados a mis papás?

De ahí que viene a colación un título del formidable Raymond Carver sobre el amor. En este breve espacio trataré de contarte lo que he conocido en algunas de mis veredas, lecturas y escuchas, acerca de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y sus singulares “promotores comunitarios”.

Según me contaron por alguno de estos apóstoles, “cuando era más joven”, en una época conocida como “La guerra fría” hubo dos bloques en el mundo que se disputaban el poder y dominio sobre la Tierra para asentar sus pesados pies sobre los demás países. Uno se llamó el Plan Marshall y el otro se llamó el Plan Molotov; ambos trataban de conquistar a unos países que se hicieron llamar los “No Alineados” o el “Tercer Mundo” que no querían someterse a Estados Unidos ni a la URSS, los dos grandes ganadores de la Segunda Guerra Mundial. Los “maiceaban” con muchas prebendas, apoyos en despensas, créditos, armas para sus guerras internas. En medio de esta lucha de los colosos a nivel de gobiernos aparecieron en su seno algunas Fundaciones en ambos lados que ofrecieron a los países pobres, financiamientos y subvenciones a proyectos que responden ideológicamente a sus intereses, como una pequeña pestaña de la Guerra Fría.

Para que pudieran transferir los dineros, las herramientas y las técnicas a los países “favorecidos” pedían una figura legal a los interesados. Fue así que empezaron a nacer las Asociaciones Civiles (A.C.) la mayoría inspiradas en las iglesias católicas que pusieron sobre la mesa el tema de los Derechos Humanos, luego por extensión vinieron los derechos de las mujeres, de los niños, de los indígenas, de los gay y ahora los tan de moda derechos del Medio Ambiente; asimismo hubo AC también llamadas paraeclesiales que atendían temas de Pastoral en torno a la Teología de la Liberación o progresista que formó parte del conflicto en Centroamérica, como es el conocido conflicto salvadoreño en el que es asesinado Monseñor Romero en 1980.

Según testimonio de un experto militante y tesorero de una ONG, a finales los años años ochenta, tener una AC u ONG era una lotería. “Cuando se agota la lana en la cuenta, basta con una llamada y en una hora ya está una nueva transferencia para el siguiente semestre o año”.

Un atractivo para las fundaciones que otorgan las subvenciones es que en el protocolo o acta constitutiva se declare “Organización No Gubernamental” sin fines lucrativos. Esto es atractivo para ambos imperios tanto de derecha como de “izquierda” ya que al parecer le da el sello de legitimidad al impulso a la solidaridad humana que dicen fomentar y fortalecer.

La subvención de los proyectos presentados por AC a las fundaciones se conoce como ayuda humanitaria de los países desarrollados a favor de los tercermundistas. La mayoría de quienes se involucraban en estas agrupaciones que se declaran No Gubernamentales son personas con principios morales, sociales, críticas al sistema de injusticia, desigualdad, discriminación y explotación hacia las clases vulnerables. Sin embargo debido a la necesidad de muchas manos para responder a los retos que se presentan en las comunidades y la relativa facilidad de conseguir financiamiento, comenzaron a contratar a personas con habilidades, con carisma, con profesionalismo pero con poco corazón, fe y principios en el objetivo de esta noble tarea.

Fue cuando comenzaron a enamorarse del poder político, económico y gastar el dinero en rubros que no se justifica en el proyecto. Entonces las fundaciones donantes comenzaron a ser más exigentes con la elaboración de los proyectos y con la rendición de cuentas. Sin embargo, quienes habían descubierto las bondades de tener una AC se especializaron desde las universidades, principalmente antropólogos, sociólogos, psicólogos; fueron los que desplazaron a los teólogos, religiosos, seglares, pastores. Estos que tenían antes sus oficinas en algún rincón de la parroquia, fueron desplazados por quienes rentaron edificios bien acondicionados con muebles, cortinas, aire acondicionados y automóviles nuevos en la puerta. Ahí se “sacrificaban por la reivindicación de los pobres”.

Los miembros del comité ejecutivo con buenos sueldos no tienen horario de entrada ni salida en el entendido de que trabajaban más de lo estipulado por la ley, pero resulta al revés: tienen tiempo para llevar a sus hijos a las escuelas privadas (sí, esas de paga), viajar frecuentemente al extranjero, hacer una maestría en alguna universidad en Europa, tener en la ciudad cabecera su buena casa y una cuenta bancaria con buena solvencia.

Con la destrucción de los montes, los rituales mayas antiguos pierden sentido

Así que aquel “promotor comunitario” que empezó a llegar al pueblo en el autobús de tercera clase, con una mochila en el hombro a buscar campesinos, señoras y niños para ofrecerle sus servicios de educación alternativa, información objetiva y promover la autogestión, de repente llegó en una moto luego llegó en un carro de medio uso medio estropeado, luego llegó con su último modelo. Luego ya no llegaba porque tenía qué atender la confortable oficina en la ciudad, pero mandaba a su nuevo empleado que de igual manera llegó al pueblo en el bus de tercera clase.

Lo más interesante es que estos “promotores comunitarios” que dicen acompañar procesos de formación humana o asesorar proyectos productivos para mejorar la salud, la alimentación y la comunitariedad de los pueblos, prosperan social y económicamente en poco tiempo; pasan de ser de un desafortunado universitario a tener un doctorado y ascienden a una clase media alta, en tanto la comunidad que dice asesorar sigue desinformada, pobre, emigrante por el desempleo, manipulada por los partidos políticos, por las agrupaciones religiosas, con escuelas de nivel básico deprimentes, sin servicios de salud, servicios de agua, enfrentados por las limosnas que reciben del partido político, de la iglesia y de la ONG, quizá para que nadie diga que no hay igualdad. Es como aquel fornido hombre que mira en una calle cómo dos malosos golpeaban a un niño en tanto él se preguntaba: ¿me meto o no me meto? Al fin se metió y entre los tres le pegaron al niño.

Pero déjame contarte lo que pasó al principio de la década de los noventa según me han ilustrado experimentados oenegeneros. La relativa facilidad de captar las subvenciones se daba debido a la competencia que había entre los dos bloques del mundo, el capitalismo y el socialismo; sin embargo en la URSS se oyó algo que corrió rápido –se viralizó como decimos hoy–, la glasnost y la perestroika dieron principio del fin del socialismo real y culmina con la caída del muro de Berlín, lo que derivó en lo que hoy se hace llamar globalización; el imperio del capitalismo había triunfado sobre su peligroso rival y muchas orientaciones se desorientaron o se reorientaron; muchos muy socialistas ni pena les dio declararse muy capitalistas. Entonces Francis Fukuyama declara el fin de la historia, los filósofos, los psicólogos y los pedagógos se declaran posmodernistas hasta que el 11 de septiembre del 2001 los mete en una nueva crisis con el derrumbe de las Torres Gemelas.

¿Qué tiene qué ver esta historia con las ONG? Resulta que la competencia entre las dos potencias que favorecía a las ONG la facilidad de captar las subvenciones se derrumbó junto con el muro de Berlín: las financiadoras que triunfaron son las de derecha, ahora sin competencia, así que se pone complicada la posibilidad de captar recursos; esto sucede en un momento en el que en la Península de Yucatán las ONG estaban brotando como gusanos en la panza de un animal en descomposición. El camino que tomaron sin preocupación es la de adaptarse a las exigencias de las fundaciones que trazaron renovados objetivos relacionados con el espionaje, el despojo del territorio, la uniformidad cultural occidental, o sea el exterminio de los pueblos indígenas en el marco de las reformas que encabezó Carlos Salinas de Gortari, principalmente el artículo 27 constitucional.

Los “agentes o promotores comunitarios” no estaban dispuestos a perder ese modo de vida tan encantador de obtener dinero fácil que no existe para cualquier otro empleado que trabaja para una empresa sometido a vigilancia, a evaluaciones, a horarios.

Entonces se pasa a una nueva etapa: ésta en la que las ONG se convierten en brazo técnico de las fundaciones neoliberales, derechistas y de los gobiernos agachados frente al imperio capitalista. A día de hoy, la mayoría de estas agrupaciones que se dicen No Gubernamentales reciben financiamiento de los gobiernos directamente; muchas lo reciben de la CODHEY o de alguna de las secretarías de Estado (como la de Medio ambiente, de Economía) o lo reciben de fundaciones que envían recursos a estas secretarías para que se distribuya entre los que le ofrezcan mejor servicio al sistema: es decir de convertirse en puentes o bisagras entre las comunidades y el gobierno. Por este medio se ejerce un control sobre los pueblos que intentan informarse pero que las ONG los desinforma, pueblos que quieren revelarse pero que las ONG los domestica; comunidades que quieren recuperar su lengua y su cultura pero que son occidentalizados por las ONG. Como una pequeña muestra, la gran mayoría de estos “agentes” no hablan la lengua maya después de veinte años de “trabajar” con comunidades mayas; no hay mejores condiciones de vida en esas comunidades, pero ellos han prosperado mucho económicamente, las comunidades tiene malas experiencias organizativas porque los “oenegeneros” imponen tipos de organización ajenas a la cultura de los pueblos como la hacen la CDI y el INDEMAYA quienes controlan en buena parte el funcionamiento de las ONG por medio de subvenciones que les otorgan. Por eso, en su muro de Facebook, Raydy Dutschke se pregunta: “¿Qué onda con esas ONG articuladas en cuerpos más grandes que comienzan denunciando un tema con radicalidad pero que no se meten en otros peores porque tienen cola que les pisen y al final se convierten en plataformas totales en las que ya se denuncia y opina sobre cualquier asunto mediático? Sin duda que detrás hay un negocio connatural al ongenismo neoliberal, donde las organizaciones encuentran una fuente de financiamiento y sus miembros un modus vivendi a costa de representar y administrar las tragedias de los pueblos y comunidades. Es chistoso porque ni conocen del todo el tema con el que empezaron y menos todavía entienden los temas en los que día a día se van metiendo. Conocen de casos así?”.

Es un panorama muy parecido a lo que nos demuestra la investigación de Gabriela Solís Robleda1 sobre la sociedad colonial de 1575, cuando Francisco Palomino denunció jurídica y públicamente a los falsos defensores de los indios nombrados por el monarca, en vez de hacer la defensa como marcaba la cédula, se aliaba con el encomendero (empresario) esclavista y con el gobierno local vendido a los empresarios para justificar la explotación del indio maya esclavizado en el negocio del añil; no obstante, cobraban la mitad de su sueldo bien remunerado de los indios que dice defender; o sea, como funciona hoy la llamada Comisión Nacional o Estatal de los Derechos Humanos.

¿Cómo está el panorama actualmente? Hay decenas de ONG en la Península de Yucatán. Todas tienen muy atractivos objetivos según su acta constitutiva, pero muchas han sido, como los grupos religiosos, productos de cismas entre sí por el control de las subvenciones o de sus animalitos de corral que sacrifican uno por uno según sus necesidades o las venden al mejor postor por manadas después de exhibir en las ferias las fotografías de los hatos bien educados, bien engordados y bien presentados; que es así como han reducido a las comunidades en donde tienen sus activismos; también se les conoce como activistas igual que los agentes de los partidos políticos que llegan a hacer campaña en los pueblos para ofrecer ilusiones a la gente de la comunidad.

Un jmeen ofrece a los dioses las ofrendas

Los proyectos de mapeo y diagnóstico que hacen las ONG en las comunidades es la herramienta que le sirve a las financiadoras para decidir con qué parte del territorio se quedan, con esta información deciden las áreas a explotar, a rentar, a demoler o a arrebatar; la consulta indígena además de que no sirve para nada se las pasan por el arco del triunfo.

En estos últimos años los temas que han ocupado en la Península de Yucatán son principalmente el cultivo de la soya transgénica y la construcción de parques eólicos y fotovoltaicos. Según el Colectivo Articulación de Energía Sustentable de Yucatán “hay un proceso oscuro en el acceso de información sobre los impactos socioambientales de estos proyectos al no existir respeto a los planes de reordenamiento ecológico de parte de las empresas interesadas en la creación de estos parques eólicos y fotovoltaicos. Hay esquemas poco transparentes que alejan a la población local y a la sociedad civil de la discusión y la toma de decisiones en un tema tan importante como el aprovechamiento de los recursos naturales2 .

Estas situaciones de arrebato y despojo que ejecutan las empresas y el gobierno en los territorios mayas y el envenenamiento que hace la empresa Monsanto de sus tierras son los atractivos pretextos de muchas ONG que ofrecen asesorías jurídicas de defensa a la comunidad y consultorías sobre impactos ambientales y sociales a las comunidades, pero a la vez le ofrecen a las empresas apaciguar a los indios inconformes con estos grandes proyectos; entonces cosechan doble porción porque cobran buenos sueldos de las fundaciones y también cobran sus servicios de domesticación comunitaria a las empresas que entran a las comunidades por medio de los servicios que ellos les prestan.

Algunas de estas organizaciones han sido señaladas por estudiosos del tema como lo hizo Silvia Ribeiro en La Jornada, “que ONG como Cespedes, Pronatura, The Nature Conservancy, Rainforest Alliance, Conservación Internacional México, Reforestamos México, Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, Biofin, Cemda, COBI y Ecovalores, muchas de las cuales han tenido un rol clave en la mercantilización de la biodiversidad3”.

También Contralínea hace una interesante investigación sobre la GIZ. Afirma que “Las instituciones encargadas de desarrollar estos “programas” son, por parte de México, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y, por parte de Alemania, la Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ, Agencia para la Cooperación Internacional)4”.

Según James Petras en el 2002 “había al menos 50 mil ONG que reciben en total mas de 10 mil millones de dolares de instituciones financieras institucionales, identidades oficiales… Se desplazan en reactores a las conferencias internacionales, tratan con dirigentes empresariales y financieros y adoptan decisiones políticas financieras que afectan adversamente en la mayoría de los casos a millones de personas en especial a pobres, mujeres y trabajadores del sector informal… Son significativamente agentes políticos y sociales que operan en emplazamientos rurales y urbanos y desempeñan frecuentemente un papel de dependencia respecto de sus principales donantes5”.

En la Península Yucatán se han oído últimamente discusiones en torno a estos temas y los principales periódicos comienzan a ponerlos sobre la mesa6. Se oye nombres como Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (en inglés: United States Agency for International Development), también conocida por sus siglas en inglés, USAID, la Fundación W.K. Kellogg, la Fundación FORD, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (United Nations International Children’s Emergency Fund) o Unicef, es un programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CODHEY), la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (SEDUMA), la Junta Intermunicipal Biocultura del Puuc (JIBIOPUC) al parecer, son los pezones lecheros donde penden muchas ONG y activistas en estos temas. Algunos de los líderes son muy conocidos por la capacidad económica que administran en sus proyectos, por lo general trabajan en coordinación con el gobierno del Estado o reciben financiamientos gestionados por el gobierno, como es el caso SEDUMA-GIZ, quizá por eso han solicitado en todo el Estado un apoyo al gobernador que “valientemente decretó a Yucatán zona libre de transgénicos” aunque esto nada ha cambiado al respecto debido a que es una estrategia política para acallar críticas y cosechar la ovación de las organizaciones sociales como finalmente sucedió, recogieron firmas de apoyo para este fin. Así sucedió también con “El Acuerdo para la Sustentabilidad de la Península de Yucatán” ASPY, un documento firmado por los tres gobiernos de la Península que marginan a los mayas, violan el artículo 2 Constitucional y le facilitan a las grandes empresas el despojo del territorio maya con engaños bien elaborados desde este acuerdo que nada han dicho los Oenegeneros oficialistas al respecto, pero en los pasillos de sus confortables oficinas afirman que este acuerdo es de avanzada en favor de los pueblos mayas.

En los últimos meses los mayas han exigido por medio de sendos amparos en contra de las grandes empresas que siembran transgénicos y construyen sus parques de energía renovable, que se realicen consultas (saben que esto no soluciona nada sino solo distrae y desgasta) a los pueblos indios como lo consigna el Convenio 169 de la OIT, pero ninguno de ellos ha realizado consultas (ni de las chafas) a las comunidades sobre los proyectos que desarrollan en los pueblos ya que responden a los intereses de sus financiadoras a quienes también les informan y no a las legítimas necesidades del pueblo.

Te preguntarás ¿qué se puede hacer al respecto? Creo que es importante en primer lugar llevar esta información a las comunidades, los activistas dicen que no se debe llevar este conflicto o los conflictos internos a las comunidades, también estoy de acuerdo pero la información como tal debe ser algo que corra sin restricciones en los pueblos.

Deben conocer las comunidades las fuentes de ingreso que tienen, la cantidad que les pagan por cada uno de los proyectos, los informes que rinden a sus donantes y que haya una contraloría social de la comunidad a todas sus finanzas.

Deben promover la participación de personas con diferentes criterios sobre el trabajo que realizan para que no sean responsables del control que el gobierno y las empresas puedan ejercer sobre la comunidad.

Debe la comunidad sospechar permanentemente de cada uno de ellos hasta que sean transparentes en todas sus actividades y finanzas.

Deben ser denunciados como personeros del gobierno y de las empresas si sólo llegan a la comunidad a recoger firmas por una comida que ofrecen o una limosna que dan para la organización de un evento. La relación que se tenga con alguna empresa o con el gobierno debe ser decisión de una asamblea, de la comunidad y no de los mapaches o coyotes del activismo social.

Bibliografía

  1. Solís Robleda Gabriela. Entre litigar justiciar y procurer leyes. La defensoría de indios en el Yucatán colonial. México D.F: Centro de investigaciones y Estudios Superiores en Antropología social: Miguel Ángel Porrúa, 2013.
  2. http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2017/04/27/parques-eolicos-amenazan-la-sostenibilidad-en-yucatan-expertos
  3. http://www.jornada.unam.mx/2017/04/29/opinion/019a1eco
  4. http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2016/12/04/biodiversidad-y-armas-la-cara-oculta-de-la-relacion-mexico-alemania/

http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2017/01/04/giz-la-poderosa-paraestatal-alemana-que-administra-partes-de-mexico/

  1. Petras James. Veltmeyer Henry. El imperialismo del siglo XXI, la globalización desenmascarada. Madrid, España: Editorial popular, 2002. pp. 191-208.
  2. http://yucatan.com.mx/merida/medio-ambiente-merida/energia-limpia-pros-contras

https://www.lajornadamaya.mx/2017-06-19/Servicios-ambientales-gratis-para-la-industria-turistica–

http://gestionandote.org/subvenciones-para-proyectos-de-medio-ambiente-y-proteccion-animal/

http://www.gob.mx/conafor/prensa/presenta-avances-programa-de-inversion-forestal-en-mexico

http://www.jornada.unam.mx/2017/06/29/opinion/020a1mun

Pedro Uc Be
Profesor | [email protected]

Pedro Uc Be es profesor, poeta y activista maya

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