Por BERNARCO CAAMAL ITZÁ. Hace unas semanas en el sur de Yucatán la carne de cerdo de la empresa K’eken subió de 80 a 90 pesos el kilo. El jueves pasado se vendió entre 68 y 75 pesos; el precio de la carne de pollo, entre 44 y 48 pesos el kilo, y este viernes 10 en varios expendios se vende en 43 pesos. Un comportamiento similar registró el precio de la res.
Curiosamente a 15 días de distancia, las empresas que surten estos productos en el caso de Peto, los precios bajaron misteriosamente y eso aparentan beneficiar al consumidor.
Por el otro lado, el maíz cuyo bulto costaba a 210 pesos en enero de este año, ahora cuesta $240 pesos, un incremento superior al 12%; el tanque del gas butano costaba $273 y ahora en octubre cuesta $295 pesos, un alza de más del 7%.
Los altibajos en el costo de productos parece favorecer de pronto al consumidor, pero el maíz, que es uno de los productos de mayor consumo de las familias mayas, sigue subiendo. Además, el maíz es el “combustible” principal en las familias mayas, ya que de estos granos depende la crianza de los animales de traspatio y de la alimentación de la gente.
Hace más de 50 años, la gente no se alarmaba tanto ante la subida de los precios de este grano, porque la gente hacía sus milpas y cosechaba, y sus animales consumían productos que se obtenían del mismo solar. Ahora, a diferencia de esos años a la fecha, la economía familiar depende mucho del exterior, sobre todo del tipo de cambio, pues cuando se informa que el dólar subió a $17 pesos, muchos sabemos que lo mismo sucederá con los productos.
“Tengo miedo de cambiar este billete de 100 pesos, porque con solo comprar algunas cosas, no te alcanza para nada; luego que mi esposo gana 50 pesos diarios, en realidad tengo que ver cómo darle de comer a los chamacos y que vayan a la escuela”, señaló una madre de familia al compartir la situación en que viven.
“Hay días que les doy frijol k’abax y ellos le meten cebollina y limón para darle sabor. En otros días les doy chaya sin huevo, porque ni para eso nos alcanza; crío mis animales pero igual me salen caro tenerlos y no como cuando mi papá tenía suficiente maíz, y eso no es problema, pero ahora mi esposo que no hace milpa y luego casi no tengo traspatio, pues no hay lugar para nada”, agrega.
“En realidad no sé cómo pasan los días, tal vez porque estoy entretenida pensando en cómo alimentar a mi familia, y ahora pues no solo dificulta tener los animales, te los roban”, señaló con tristeza la madre de familia.
“Inviertes dinero y tu tiempo para criar tus animales, sin contar que ahora hay muchas enfermedades que padecen los animales, en realidad para tener tres o cuatro, se te mueren más de la mitad. Si uno hace cuentas, pues como que desespera la situación en que vivimos, prácticamente solo estamos trabajando para mal comer”, lamentó.
“Con todo lo que está pasando ahora, donde te mal pagan, malcomes , llega el momento en que uno termina diciendo a sus hijos, quiero que estudien, pero no alcanza para eso; mejor hay que trabajar para que nos ayuden, dijo en lengua maya y con la voz entrecortada la entrevistada.
Con entrevistas de este corte podemos tener idea de la situación que pasan las familias que viven en las comunidades mayas sureñas, y ahora con enfermedades nuevas como el chikungunya y las malas cosechas que habrá debido a la intensa sequía que prevaleció en la zona, pues se complica más la situación y de las perspectivas a mediano plazo.