El impacto lingüístico del “tren maya”, una evaluación pendiente

Flor Canché Teh, lingüista
Flor Canché Teh
Profesora, investigadora, traductora | [email protected] | Página Web

Flor Canché Teh es lingüista egresada del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Originaria de Timucuy, Yucatán, trabaja para el fortalecimiento de la lengua maya.

 

El tren maya, como muchos otros megaproyectos, se está haciendo sin la consulta previa e informada a las comunidades directamente afectadas que son las comunidades mayas. En esto hay una primera alerta. Si no informas, si no consultas, es porque poco te importa el conocimiento y lo que puedan opinar las comunidades.

 Se sabe que el tren maya ha traído una deforestación masiva como consecuencia. Se sabe del peligro de que el agua escasee y del peligro de quedarnos sin agua dulce y limpia.

También se sabe que la flora y la fauna mínimamente se está moviendo de lugar. Hay peligro de que su hábitat se trastoque tanto que desaparecerá. Asimismo, la lista de animales, insectos y especies de plantas (árboles y arbustos) que están en peligro de desaparecer por el daño al ecosistema es alto.

La lengua maya, como la totalidad de las lenguas indígenas del país –minorizadas–, es una lengua que está en peligro de desaparecer, infortunadamente desde antes del tren. Han sido otros megaproyectos políticos –que poco han tenido en cuenta a los pueblos indígenas– que han contribuido al proceso de pérdida de la lengua. El tren maya no es ajeno a un mayor peligro.

Por medio del maya nombramos los distintos ecosistemas de flora y fauna. Si la flora y la fauna se alteran, si desaparecen, también se alteran y desaparecen las formas de nombrarlas. Con esta pérdida de palabras también está la pérdida de los conocimientos asociados a ellas. Gran parte del conocimiento “ecológico tradicional” (como se le conoce desde la antropología) se transmite por medio de la lengua, pero si el ecosistema ya no existe ¿qué nombraremos si no el recuerdo solo?

No podemos dejar a un lado el cambio en el modus vivendi que la población maya tendrá a la culminación de este megaproyecto.

Preguntamos a los que están a cargo de dicho megaproyecto: ¿dónde están los estudios de todas las plantas medicinales, de las plantas y árboles endémicos que se están protegiendo y que no serán afectadas por el paso del tren? ¿Acaso los que vendrán, vendrán hablando maya o con un mínimo de disposición o sensibilización para hablarla? ¿De qué manera estas nuevas formas de vida que propiciará el tren maya, ya sea económico-productivas o culturales, serán amables con la cultura maya? ¿Y con los hablantes de la lengua maya? ¿Y con la lengua misma?

A los análisis que expertos de distintas áreas están proponiendo, se debe sumar el análisis del impacto lingüístico. Se debe, por un lado, analizar la afectación a la lengua, y por el otro, la lengua maya debería de ser el medio de comunicación, información y consulta al pueblo que la habla. Si llegas imponiéndome un proyecto en español, no solo me  impones el proyecto: me impones también tu lengua … Si tus acciones acaban con espacios únicos (comprendidos en territorio maya comunal), acaban también con mis maneras de nombrar los espacios, acaban con mis formas lingüísticas de relacionarme con ellos.

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