Por BERNARDO CAAMAL ITZÁ. “Cabrón y hue… por qué le pegas al anciano, vete a chingar…”, insultó al ladrón hace ocho días una maestra de la escuela preescolar “Juan Escutia”, de Peto, quien vio cómo el delincuente golpeaba con saña al octogenario Miguel Ramírez a quien lo robó $ 1,700 pesos, en la colonia Tres Cruces.
Don Miguel, quien caminaba con mucho esfuerzo por su avanzada edad, acaba de cobrar su dinero del programa “60 y más” pero por azares del destino abordó un triciclo de un ex policía municipal de la pasada administración.
Corpulento, según los vecinos, el ladrón dejó tirado al noble anciano, y huyó con el dinero.
Pedro Borges, de 85, vecino del primer sexagenario, también fue víctima de robo. Picos, palas, pavos y gallinas, todo se lo llevaron en dos eventos seguidos.
A Roger Sandoval le robaron su triciclo en su domicilio.
Una pareja de octogenarios de la colonia Fátima, alrededor de las 7 de la noche, fueron sorprendidos por los ladrones cuando cenaban. Aquellos llegaron con armas de fuego.
En Fátima varias calles están en penumbras y a pesar de las quejas de los vecinos las autoridades no han dado importancia al problema.
En Peto, la Presidencia muncipal es el único lugar bien custodiado, tanto que si vas a gestionar algo los agentes le interrogan a uno con mala cara. En otras partes de la villa, varias casetas de policía están abandonadas y en las calles hay muy poca vigilancia.
Por el momento, Peto es un pueblo sin ley, y quienes gobiernan viven en el limbo mientras que la gente sufre robos.