Centenario de la contrarrevolución en Yucatán: el “Zamarripazo” de 1919. Este año se cumple el centenario del “Zamarripazo”, evento en el cual las tropas federales del general Isaías Zamarripa reprimieron violentamente a los integrantes de las Ligas Socialistas de Resistencia en Yucatán, durante las elecciones estatales a diputados y autoridades municipales de 1919.
Las acciones de las tropas federales de Zamarripa fueron una continuación de las políticas que desde finales de 1918 el general Luis Hernández, sucesor de Salvador Alvarado como comandante militar en Yucatán, había desplegado con sus tropas para socavar muchos de los logros de la revolución alvaradista en materia de tierra y trabajo.
El objetivo de los militares, por órdenes directas de Venustiano Carranza, fue detener el ascenso del socialismo en el estado y frenar el establecimiento de las secciones locales fundadas en pueblos, villas y ciudades, denominadas Ligas de Resistencia Socialista. Estas habían comenzado a organizarse a principios de 1917 por militantes como Felipe Carrillo Puerto, Rafael Gamboa y Felipe Valencia López.
En el campo yucateco las Ligas pronto se convirtieron en organizaciones en donde la población marginada en las décadas previas a la revolución constitucionalista en el estado, esto es artesanos, campesinos y peones (entre ellos mestizos y mayas), encontraron un espacio para la participación y acción política.
Si en 1915 los oficiales constitucionalistas dirigidos por Salvador Alvarado habían supervisado que las medidas revolucionarias se cumplieran en los pueblos y las haciendas, tres años después el ejército que ahora comandaba Hernández se alió con los sectores más conservadores de la Península de Yucatán. Primero lo hicieron con los propietarios de haciendas del noroeste henequenero para amedrentar a los peones descontentos con los bajos salarios y las condiciones laborales precarias. Estos peones (mayas, mestizos y los braceros mexicanos llegados a finales de 1916) habían realizado una movilización sin precedente en los años anteriores tomando plantaciones o ejerciendo su derecho a huelga para mejorar sus condiciones de vida, movilización que disminuyó conforme las tropas federales fueron instalando guarniciones en las plantaciones.
Los soldados, a petición de los henequeneros, también expulsaron e intimidaron a los milperos de los pueblos que habían ocupado provisionalmente montes de las haciendas. Los militares federales, además, apoyaron a las secciones locales del Partido Liberal Yucateco, organización política conservadora que representaba los intereses de la clase más rica y reaccionaria de Yucatán; los soldados constitucionalistas confiscaron sistemáticamente las armas de caza de los militantes socialistas mientras protegían a los grupos armados liberales, empleados en las reyertas políticas como grupos de choque. La intimidación de los militares a los socialistas pasaba por prohibir sus mítines y reuniones y por desconocer a las autoridades municipales, muchas de ellas pertenecientes al Partido Socialista, en el ejercicio de sus funciones.
Cuando Hernández fue relevado de su puesto como comandante militar a finales de 1919, fue sustituido por el coronel Isaías Zamarripa quien ejecutó la consigna carrancista de aplastar a los socialistas.
Apoyando la candidatura de Bernardino Mena Brito, recién desembarcado de Nueva Orleans, Estados Unidos, los soldados de Zamarripa se encargaron de abatir material y políticamente a las secciones del Partido Socialista con fusil y sable en mano: los soldados no solo saquearon las cooperativas de consumo y producción de las Ligas sino intervinieron directamente en las elecciones estatales confiscando boletas electorales en aquellos pueblos de marcada filiación socialista.
Además, los militares armaron a los grupos de choque liberales y los protegieron de las tropelías que cometían. En Bokobá, pueblo ubicado en la zona henequenera, los soldados llegaron a ejecutar al delegado socialista Joaquín Valdez durante una reyerta con los liberales, según dio a conocer el diario El Correo en noviembre de 1919. En otros pueblos, acompañados de piquetes de liberales armados, apresaron a las autoridades socialistas. No fue extraño que al final de la contienda electoral los liberales hayan barrido en las elecciones y que los socialistas tuvieran que huir de sus pueblos y de la ciudad, incluyendo a su figura más prominente, el motuleño Felipe Carrillo Puerto, que partió al exilio a Nueva Orleáns. Aunque posteriormente los socialistas lograron tomar el poder ejecutivo sería otro golpe militar el que precipitaría el colapso del régimen, esta vez de la mano de los militares que se habían rebelado bajo la bandera del delahuertismo.
REFERENCIAS:
Paul K. Eiss. “Redemption’s Archive: Revolutionary figures and Indian work in Yucatan”. Tesis de doctorado, Universidad de Michigan, 2000.
Gilbert Joseph, Revolución desde afuera. Yucatán, México y los Estados Unidos, 1880-1924. México: Fondo de Cultura Económica, 2010.
José Ángel Koyok Ku
José Ángel Koyok Ku es Maestro en Historia y colabora con organizaciones que trabajan por los derechos humanos