POR Jesús Solís Alpuche. El poder temporal, omnímodo, de tiempos de la monarquía a nombre de Dios, lo mismo que el poder actual como lo ejerce el gobierno mexicano a nombre del pueblo, por su calidad vertical y totalitaria como lo percibe el político al buscarlo, y gran parte de nuestros pueblos nativos y mestizos lo acepta, de hecho, tanto ante los representantes de Dios, el clero, como de sus presuntos representantes de la clase política en el gobierno se está resquebrajando, al ser combatida la sumisión tanto religiosa como política.
La cultura de sometimiento y control, que Iglesias y Estado en combinación han impuesto a nuestros pueblos, dada la profunda crisis en los valores establecidos, parece que se rompen ante la emergencia de una nueva conciencia crítica, esperanzadora.
Miles de maestros se rebelan en manifestaciones contra la reforma laboral que les pretende imponer el Estado, a nombre de mejorar la educación. Miles de campesinos denuncian el despojo de tierras y sus territorios originales y rechazan operaciones fraudulentas y legaloides en la privatización de sus tierras; estudiantes de las normales rurales, jubilados y pensionados y desempleados, denuncian la grave situación económica por la que atraviesa la mayoría de la población mexicana.
En este marco de la crisis, en una pequeña comunidad de nuestro Estado: Tahdziu, Yucatán se inicia el despertar de una nueva reverencia ante la vida. Con la firme resolución de alcanzar la sustentabilidad, de un proceso acelerado en la lucha por la verdad que hace Libre en la alegre celebración de la vida; trascendió la información de parte de un extraordinario comunicador maya, Bernardo Cáamal Itzá, la versión registrada en video los días 7 y 8 de diciembre, que dan a conocer en las redes sociales el maltrato de un Vicario de la Iglesia Católica, llamado Manuel Leobardo Chuc Canché, a una joven que acudió al sacramento de sus 15 años a la Iglesia de la localidad.
Como la información vía las redes, trascendió primero a nivel internacional, de esa manera en nuestro Estado y el país se rompió también la ecuanimidad del cuidado natural con que se trata en público los asuntos críticos de las Iglesias; lo que empezó a generar un interesante debate, mejor cuando el vocero de la Arquidiócesis Pbro. Jorge Martínez Ruz, buscando argumento de justificación dijo que “parte de la confusión en el vídeo se debe a que se habla en lengua maya y el audio no es muy claro”.
En una reunión que sostuve ayer con Bernardo Cáamal, le comentaba que durante más de 15 años jóvenes violentados sexualmente en los seminarios por curas pederastas, que incluso denunciaron personalmente a Marcial Maciel desde 1995 en la Revista Cencos Iglesias, en la que yo colaboraba, y otras del propio Consejo Mundial de Iglesias no le movieron un pétalo en la flor de su jardín. Proporción guardada, el Arux kat, como se le conoce en los medios electrónicos, redes y radios comunitarias ha roto un paradigma de la estructura del poder de sometimiento a base del miedo al representante de Dios, pues siempre que haya personas sometidas y discriminadas en la fe, tendrá sentido hablar a nombre de la liberación, y como Bernardo se proclama católico, con sus acciones nos demuestra que entre fe y política, no hay contradicción. Un tema muy relevante para entender bien el fondo de las religiones, las Iglesias; y la espiritualidad cristiana evidente es el trabajo periodístico e informativo de Bernardo, como nativo maya
Un problema cultural también embrollado con el mito de la separación Iglesias-Estado, que nos impide ver la realidad así como los recursos que tiene el poder de dominación en este sistema, en que las estructuras conservan las prácticas del pasado violento a nombre de Dios en las Iglesias, o del pueblo en los gobiernos. Una realidad determinada por las profundas desigualdades económicas, que religión y política encubren y practican cuando se puede, o les es necesario sin importar los derechos humanos o la dignidad de la persona y la familia, como fue el caso del que se ocupó Bernardo Cáamal Itzá, exponiéndose a la disquisición de un debate entre la herejía y la Verdad. Comentarios al mail [email protected]