Sacbé y orquídeas: paseo en Chankom

Registrando unos palmos de sacbé

Registrando unos palmos de sacbé

No recorrimos todo el sak bej (camino maya) que une Yaxunah y Cobá, pero pudimos andar y desandar dos kilómetros que cruza el municipio de Chankom, oteando pájaros y orquídeas, guiados por jóvenes mayeros expertos en aves.

Visitamos un imponente cenote que tolera hoy una bomba de agua, conversamos con una partera sofisticada que roció a elChilamBalam con un aerosol del “buen amor y de las buenas vibras”, y comimos carnero asado, cortesía de nuestros anfitriones de este municipio célebre también en el mundo académico por haber vivido en él el etnólogo Alfonso Villa Rojas.

Dos días después de cerrar de manera oficial el periodo de “inmersión” de un grupo de universitarios estadounidenses en la cultura maya, viajamos a esta población invitados por el Programa de Inmersión Cultural en Yucatán (PICY), para despedirnos de las familias amigas.

Recorrido de cabo a cabo por un puñado de apasionados de la cultura maya, del sak bej Yaxunah-Cobá, que abarca 101 kilómetros y cruza varios municipios y propiedades privadas, anduvimos un tramo de dos kilómetros y en varias ocasiones descendimos del camino para constatar partes hermosamente ensambladas pero también la destrucción y el saqueo de piedras en otras partes.

El viaje permitió mirar pájaros de diferentes tamaños y colores, y conocer un poco más sobre orquídeas y sus utilidades curativas. Desde pequeños búhos, chika’aj o “el pájaro de las 400 voces”, pájaros toj o momotos de varias especies hasta varias aguilillas cruzaron por nuestras miradas emocionadas, mientras la camioneta nos zarandeaba subiendo y bajando cerros o deteniéndose repentinamente para que viéramos alguna nueva ave, camino al punto del sak bej donde comenzamos la caminata.

La jornada en el camino blanco prehispánico de los antiguos mayas incluyó puntuales explicaciones de la arqueóloga Fátima Tec Pool y explicaciones de los guías de la empresa local Yucatan Jay, quienes llevaban sus binoculares.

pajareros

Jóvenes guías que desarrollan su proyecto en Xocen

Después de desviarnos para conocer un cenote que nos impresionó por su tamaño, volvimos a la casa de nuestros anfitriones, Adolfina Cimé Poot y Fernando Castillo, quienes habían tenido la generosidad de cocinar carnero asado que comimos golosamente, acompañado de picantes salsas que nos hicieron lagrimar a algunos y moquear a otros.

Después de la comida acudimos a visitar a una partera, María Ofelia Mis Cen, quien nos habló de sus comienzos en este arte y accedió a mostrarnos cómo se masajes o soba a una mujer embarazada para que esté lista a dar la luz.

“Comencé a los catorce años cuando acompañaba a mi abuela a ayudar en los partos”, recuerda. “Hoy día ya he preparado para que sigan mis pasos una de mis hijas y mi nuera”, dice orgullosa mientras nos enseña unas de sus muchas diplomas. A su nuera la sobó en nuestra presencia y permitió que la filmáramos. En seguida detectó que el niño estaba en mala posición, razón por la cual la madre ha estado sufriendo dolores en los últimos días. “Primero se localiza la cabeza y luego se procede a sobar suavemente para virarlo a su posición. Después de poner cabeza abajo al bebé, la partera pidió a su nuera que se sentara y abriera las piernas para que el bebé se reacomode como para salir.

En el proceso de poner en posición al bebé, ayudó a María Ofelia su joven aprendiz estadounidense, Kendall Cook, que participa también en el programa de inmersión en PICY. Después María Ofelia también sobó a una de nuestras acompañantes y le colocó de nuevo el cirro o tip’ té en su sitio “porque no estaba en su lugar”. Y señaló a la imprevista paciente. “Seguro te duele aquí (oprimiendo a un lado del ombligo). ¿Te duele la espalda? Eso es lo que hace esta desviación del cirro. No te concentras en el trabajo, a veces te dan náuseas, te duele la espalda y la nuca”.

Después de las sobadas, un aerosol en cuyas indicaciones promete el alejamiento de las malas vibras con sólo rociar la habitación nos llama la atención y elChilamBalam no se aguantó la tentación de leer en voz alta una oración que debía hacerse con fe. De pronto, la partera toma el aerosol y le rocía de arriba abajo. Y explica a todos que esto asegura la permanencia de la pareja.

“Hay personas que son abandonadas porque su compañera se enamora de otra persona, lo cual está mal pero con esta loción no ocurrirá”, explicó. “Hay un complemento”, agregó. Y enseguida tomó un bote oscuro cuyo líquido vertió en su palma derecha y se lo untó a elChilamBalam en la muñeca y mano izquierda.

“Alrededor de las cinco de la tarde, después de una sesión de fotografías con nuestros amigos observadores de pájaros y anfitriones junto al cenote de la plaza y en el domicilio, abandonamos Chankom en espera de volver pronto.

Durante tres meses diez estudiantes realizaron diversos proyectos de inmersión en comunidades, viviendo y conviviendo con familias mayas mientras aprendían el idioma español. Los pueblos participantes fueron Xaya, Peto, Yaxunah, Chimay, San Crisanto, Panabá, Sisal, Uayma, Chankom (Yucatán) y en Felipe Carrillo Puerto (Quintana Roo).

El instituto Picy desarrolla programas de inmersión cultural desde hace más de 10 años y en ellos han participado jóvenes de más de 26 nacionalidades.

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