MÉRIDA, 25 de junio (Editorial MayaPolitikon).– En un evento muy publicitado, el IMSS Delegación Campeche publicó en su Facebook el 21 pasado la inclusión de cuatro hamacas en la sección de mujeres con trabajo de parto en el Hospital Rural Prospera Hecelchakan.
Un proyecto “antropológico”, presumieron. Sin embargo el traspié estuvo claro a la vista de muchos internautas en la red.
Se olvidaron los señores (¡ojalá hubieran llevado a una médica, una médica que haya sido madre!) que el acto de dar a luz en los pueblos mayas es un evento privado, muy privado, sagrado.
Se olvidaron, si es que lo sabían, que la mujer maya (“la mujer de pueblo”) es tímida y muy celosa de su intimidad. Si llega a un hospital es sólo por una necesidad. Si es una cesárea seguro no pedirá una “cortada estética”.
En los pueblos mayas el niño nace y la madre es aislada en un “mooy” de la casa, separando ese pequeño mundo –prohibido durante una temporada– con un cobertor tendido sobre una soga.
Nadie entra en ese recinto donde la madre amamanta, salvo la más anciana de la casa que atiende a la joven madre, a quien alimenta con los mejores alimentos de que se disponen en el hogar. Acaso caldo de pollo de patio, huevos duros con un poco de pimienta y sal, tortillas calientes hechas en casa.
Nadie entra en la cámara de mamá y el nuevo hermano hasta cumplido cierto tiempo…
Es verdad que en las últimas décadas las cosas han cambiado. Lo científico y la modernidad han llegado a muchas mujeres en las poblaciones más grandes pero en muchos lugares todavía la mujer maya cuida celosamente su privacidad, y tener que acudir a un ginecólogo no es cosa fácil.
Muchas otras cosas pueden decirse de la madre que acaba de dar a luz.
En su publicación, el IMSS Prospera Hecelchakan presume las fotos de un puñado de hombres (funcionario y médicos), con sendas guirnaldas en los cuellos, posando detrás de madres sentadas en sus hamacas, con sus hijos recién nacido en brazos.
Las madres tienen los hombros descubiertos y la bata apenas se sostiene bien sobre los senos que ya deben dar leche para el recién nacido. Nada cómodo.
En el hospital de Hecelchakan ¿dejarán a las mujeres que van a aliviarse llevar ropa interior? No es permitido en ningún hospital público llevar ropa propia. Una cosa que odian de los hospitales las mujeres mayas es que las tienen “nurillas” durante su estancia (una deformación de chaknul, desnudo, desnuda).
¿Habrán pedido el consentimiento de esas personas para posar con ellas? ¿Saben los funcionarios con guirnaldas que los menores de edad no pueden ser fotografiados y subidos a la red sin permiso de los padres? ¿Estarán contentos los papás con este espectáculo a costa de sus mujeres?
En fin.
“Antropología Médica en IMSS Prospera Hecelchakan”, titula la dependencia en su Facebook. En nuestra opinión también fue un traspié antropológico.