Por Santiago Biana, cronista de la ruta de la Guerra de Castas
CANCÚN, 13 de julio.– Otra vez el pensamiento mediocre se cuela en una de las más nobles universidades del estado de Quintana Roo, la UIMQRoo. Resulta que esa universidad, fundada hace poco más de una década y cuyo compromiso con las poblaciones indígenas del estado y la Península está fuera de toda discusión, trae desde sus orígenes, desde tiempos del largo rectorado del autoritario y priista Francisco Rosado May (2007-2015), un conflicto con los ejidatarios de La Presumida. Conflicto que, hay que recalcarlo, es factura del genio incomprendido Rosado May, quien no supo dejar las cosas en su lugar desde el principio y se valió de la fuerza de su soberano gobernador de ese entonces, Félix González Canto, para hacer y deshacer a su discreción. El conflicto con La Presumida hay que datarlo en ese periodo.
No podemos homogeneizar al “campesinado”, tampoco sostener románticamente su intrínseca bondad. En las comunidades también hay cruces de intereses de fuera, de mercenarios franceses, y de agoreros-buhoneros profesores, como lo que sucede en el caso de La Presumida. Estos hombres, mal acostumbrados a que papá gobierno del priato caribeño les otorgara sus favores y sus programas “siniestros” sin mover un gramo de tierra, quieren, desean que se les pague algo que la universidad no tiene: la universidad no es banco ni es un ente crediticio para pagar en efectivo. Hace unos meses se llegó a un acuerdo entre la universidad y estos ejidatarios: la UIMQRoo se comprometió a coadyuvar con ellos para el desarrollo local, y actualmente está en trabajos de laboratorio y taller un proyecto importante que coaliga a la iniciativa privada, el gobierno estatal y la participación social de los campesinos de “la ruta de la Guerra de Castas”, uniendo a La Presumida: de la Guerra de Castas al chicle sería un proyecto donde los campesinos (de Tihosuco, Uaymax, Sacalaca y La Presumida) incidan en el desarrollo propio sacando dividendos colectivos mediante un turismo cultural, de baja escala, que respete la historia de las comunidades. Todos están de acuerdo en participar, salvo los de La Presumida, entercados en que se les devuelva sus tierras vía la morralla por la UIMQRoo, e instigados por un pirata biocultural llamado Stepahne Sampieri y sus mercenarios locales y colaboradores seudoacadémicos dentro de la misma UIMQRoo, han dicho NO y desean el pago en efectivo, amagando con plantones hasta en la capital del estado. ¿Cómo se puede dialogar con personas que no aceptan diálogo alguno salvo si mis condiciones son favorecidas por el miedo, por el cálculo político o por la poca firmeza para decirles no?
Y es que resulta que detrás del conflicto entre los ejidatarios de La Presumida y la UIMQRoo hay un pirata francés con el garfio al acecho. Stepahne Sampieri y su Fundación Melipona Maya, quien ha sido denunciado desde el 1 de mayo del presenta año por “saquear la selva, por despojo y crimen cultural al pueblo Maya”, ve en el CIDASQRoo (Centro de Innovación para el Desarrollo Apícola Sustentable de Quintana Roo, un proyecto Conacyt acunado por la UIMQRoo que impactará directamente en el reforzamiento de los apicultores del estado, generando líneas de investigación de la apis, la melipona, y los procesos productivos de los apicultores de la Península, a futuro) un posible bolsón de resistencia a los fuertes intereses que tiene en la región sobre la miel. Por eso necesita crear un escenario de conflicto –los ejidatarios y sus prístinos “intereses”– para detener a la mala la instauración del CIDASQRoo. Cosas de piratas y de relaciones clientelares. Resulta que el francés, mediante su Fundación Melipona Maya, es la correa de transmisión de la industria cosmética francesa que se ha encargado de fabricar y patentizar en Europa productos a base de la miel maya, sin permiso de las comunidades mayas y sin un cambio tangible de éstas en su cuasicolonial situación de pobreza y marginación (véase la página de Facebook Múuch Xíinbal donde está documentado este crimen cultural y prostitución folklórica de las comunidades mayas de Quintana Roo por el Gran Capital que representa Palmieri y su Fundación Melipona Maya).
Todos [los campesinos], salvo los de La Presumida, entercados en que se les devuelva sus tierras vía la morralla por la UIMQRoo, e instigados por un pirata biocultural llamado Stepahne Sampieri y sus mercenarios locales y colaboradores seudoacadémicos dentro de la misma UIMQRoo, han dicho NO y desean el pago en efectivo, amagando con plantones hasta en la capital del estado.
Y mientras la universidad y algunos de sus profesores trabajan, hacen seminarios, talleres e investigan, mientras los alumnos están en sus trabajos de campo, el fantasma chocarrero que pena su autoritarismo y su otrora sempiterno poder que no daba pie a discusiones ni a diálogos interculturales, Francisco Rosado May, mediante su “camarilla” interna dentro de la propia UIMQRoo, trabaja hasta altas horas de la noche para, por todas las vías posibles, boicotear la institucionalidad de esa universidad. Desde que dejó el rectorado en 2015, este hombre, que ha dicho que la UIMQRoo es él, no ha parado un momento en tratar de volver a tener el control de dicha institución educativa. Hay que decirle, a él y a su camarilla, que las universidades son a pesar de los grupos y grupúsculos, a pesar de enfermizas voluntades de poder.
Esta vez el señor Rosado y su grupo (profesores “rosadistas” de la UIMQRoo que tuvieron mucho poder bajo la sombra de su rectorado de terror), como rotundos oportunistas que son, recientemente circularon, vía WhatsApp, un escrito donde dan a conocer, con cinismo de logreros para ver qué pescan, que han conformado en José María Morelos, Quintana Roo, “la primera célula ciudadana de apoyo a la 4ª. transformación de México”. Ahora resulta que todos los gatos son pardos, que los priistas de larga data como el señor Rosado May, son ahora unos convencidos de las bondades del tsunami lópez-obradorista. No es tonto el señor, pero resulta un vulgar oportunista al querer subirse a la ola amloísta después del triunfo del 1 de julio de la izquierda mexicana, y sin haber hecho, el vulgar burgués conservador, ni labor social o de activista. Y aquí hago un llamado a los verdaderos hombres de izquierda de México, de Quintana Roo y Yucatán para desenmascarar a este hombre corrupto, ególatra, megalómano: ¿qué de izquierdista tiene un proyanqui como Rosado May cuyas ideas pedagógicas se resumen, a grandes rasgos, en querer que los mayas de la Península imiten la cultura del yanqui sin excluir –y aquí el barniz “intercultural” no puede faltar– “el conocimiento y los saberes locales” de un hombre que, a pesar de su apellido May, desconoce la maya pero habla con acento texano el inglés y el español? Su pretensión resulta hasta esquizoide, ya que conocemos su firmeza autoritaria de haber formado parte de los dos sexenios más devastadores y corruptos para Quintana Roo: el de Félix González Canto y el de Roberto Borge. ¿Habla de corrupción el corrupto?
Ahora resulta que todos los gatos son pardos, que los priistas de larga data como el señor Rosado May, son ahora unos convencidos de las bondades del tsunami lópez-obradorista. No es tonto el señor, pero resulta un vulgar oportunista al querer subirse a la ola amloísta después del triunfo del 1 de julio de la izquierda mexicana, y sin haber hecho, el vulgar burgués conservador, ni labor social o de activista.
Al mismo tiempo que esta camarilla de seudo académicos hace circular sus intenciones de ayudar para la cuarta transformación de México, en correos anónimos y mediante cadenitas de WhatsApp, el irascible jefe de esta tribu lanza infundios y bulos contra la institución educativa de la UIMQRoo (allá los ingenuos y las ingenuas que se lo crean), con el objetivo de torpedear al rector actual. Y es que en su obsesión por ver a la UIMQRoo administrada por sus hombres de paja cercanos, Rosado May gasta sus días y sus noches en declive, en componer epístolas y diatribas contra esa noble institución.
El CIDASQRoo, me informan, sigue y entra en una segunda etapa. Los procesos institucionales y educativos en esa universidad tienen un sello de la mejor transparencia, y recientemente la UIMQRoo fue la primera intercultural del país en obtener la certificación ISO 9001:2015 a nivel nacional en docencia, investigación y vinculación. Ninguna intercultural más tiene dicha certificación. Esas son acciones que no dice y no logra digerir el fantasma chocarrero que se ha quedado en una mentalidad patrimonialista, de ver las instituciones como su terreno personal.– S.B.– Cancún, Q. Roo. – Julio de 2018.