
Don José, mayero originario de Cantamayec, en su chicharronería de Mérida
Hace dos viernes, don José me hizo un gesto de confianza que todavía me tiene conmovido. Dos José es el dueño de Chicharronería Cantamayec, un local que se encuentra en San Luis, aquí en la colonia Chuburná de Hidalgo.
Había ido yo a ver el estado de mi vehículo que estaba en Taller García, y al pasar frente el negocio el aroma del k’astak’an dorado recién sacado de la paila me atrajo. Así que me acerqué a mirar bien y se me antojaron unos tacos de pura carnita, con mucho salpicón y una pizca de picante, que todo vende don José.
Miré y aspiré, pero caí en la cuenta que no traía dinero en efectivo, y suspiré, y pensé en una solución para no quedarme con el antojo, así que le dije en maya: «Hazme un favor, maestro, voy a separar lo que quiero, me lo apartas y enseguida vuelvo por ello, pues ahora no traigo el efectivo». Me dijo “está bien”, y enseguida comenzó a servir mi pedido.
En eso estábamos cuando arribó un hombrecito todo de blanco.
–¡Ustedes hablan maya! ¡Yo también! –exclamó con su voz bajita.
Y nos presentamos, y conversamos un rato.
–Con que eres de Peto, me dijo, ¡yo trabajé en el Hospital Comunitario de Peto! Hice ahí tres años.
–¿A cuántos mataste? –le pregunté amigablemente.
Pensó su respuesta (o lo agarré en curva o está recordando a sus víctimas, o las dos cosas), luego respondió en voz baja: Óoxp’éel tin kíinsi’ (sic).
Risas.
Se retiró el hombrecillo de blanco y nosotros los adultos seguimos nuestro negocio.
–Muy bien, don José, en menos de una hora regreso por mi compra sin falta –le prometí.
–¡Llévatelo!, me dijo con naturalidad, moviendo la mano.
–¡Whats!, exclamé en mi mente recordando mis clases de Duolingo.
–Sí, llévatelo, luego pasas a pagarme.
Cierto que ya habíamos tratado una vez y le había hecho una compra similar cuando vine a sondear el taller de automóviles. Aun así, estaba yo sorprendido e incrédulo. No podía aceptarlo.
Estaba yo de una pieza. ¿Cómo puede ser tan confiado este señor? Le insistí que de por sí tenía que volver, pero él insistió más, “bisej”. Así que me traje la compra sin pagar por el momento y esa mañana desayuné ricos tacos de k’astak’an.
Claro que volví a pagarle, y le agradecí el gesto de confianza hacia mí, porque la gente hoy día no somos confiables.
La Chicharronería Cantamayec es un lugar bastante limpio. Cero moscas, aunque usted no lo crea. Mientras don José despacha junto a la vidriera de los chicharrones, sobre la meseta el chooch o morcilla se cuece a fuego lento y su suave chirrido mientras se cuece invita a probarlo.
Que haya más gente como don José.
En este punto, los compañeros ideólogos del proyecto “Kin maaya” pueden armar un proyecto paralelo que se llame “Kin ts’áajik p’aax”, aunque dudo que tenga mucha aceptación.

JOSÉ NATIVIDAD IC XEC
José Natividad Ic Xec es dueño, director y editor de la web elchilambalam.com