“No estoy contra ninguna empresa: estoy a favor de Ixil”. Con esta frase terminó su breve alocución una vecina de esta histórica población cuyas tierras ejidales están en juego.
Un centenar de ejidatarios, hombres y mujeres, llegaron a la comisaría la noche de este martes 26 para un informe sobre el estado de la lucha por recuperar sus tierras.
El viernes 22 pasado, en una asamblea tensa que terminó sin mayor contratiempos, los ejidatarios habían votado por la anulación de una carta poder concedida a su abogado Alejandro Escoffié Gamboa que le permitía a éste gestionar las tierras, y lo hizo privatizándolas (o sea, vendiéndolas).
Con 138 votos contra 43, hicieron valer su voluntad a pesar de una campaña de amedrentamiento en días previos.
Ahora, reunidos a las sombras de dos enormes árboles, unos en sillas, otros acuclillados más al fondo del solar, en penumbras, escuchaban las buenas nuevas y los pasos inmediatos que dar como ejido.
La noticia de un megaproyecto eólico (dividido en dos etapas: Chicxulub I y Chicxulub II) se supo en Ixil casi por accidente en este pueblo de “las cebollitas”. Hasta entonces la vida de la población transcurría tranquilamente.
Pero algún personero de la empresa (Elawan Wind México I, Sociedad Anónima Promotora de Inversión de Capital Variable) cometió el error de ir a amenazar a una pacífica ama de casa.
“Yo no sabía nada de esto. Me enteré cuando un señor llegó a mi casa y me reclamó que yo esté moviendo gente para oponerme al proyecto. ¡Pero de qué proyecto me habla!”, contó la vecina.
Luego la madeja se fue deshilando y los ejidatarios vivieron variados episodios hasta llegar a la reunión de esta noche.
Que ninguna otra gestión del comisariado ni nadie más se haga en secreto. Que todo se haga con claridad a la vista de todos.
Los papeleos que hay que hacer para concretar la recuperación de las tierras, hay que hacerlas y punto. Y vaya que son muchas las vueltas que deben de hacerse al Registro Agrario Nacional (RAN,) a la Procuraduría Agraria (PA)…
Es imposible hacer ciertas gestiones entre todos, habrá elegir una comisión.
“Pero que se elija a los más chingones, a los verdaderos líderes: no a cualquier pendejo que vaya sólo a pararse a que le digan qué hacer por los funcionarios”, dice un abuelo que está junto al malla ciclónica. Su colega se ríe y asiente.
Otras mujeres han pasado a hablarle a los reunidos.
Una ha destacado el valor de los campesinos de haber votado a favor del ejido y contra los que pretenden despojarlos.
Otra, como locutora radiofónica, ofreció sus servicios de divulgación. No sólo soobre el tema ejidal y sus problemáticas. También hay que hablar, y mucho, sobre la historia de este pueblo, recuperar la memoria del pasado.
Otra propone comenzar a trabajar por sí mismos, a gestionarse, y a no esperar que todo lo haga el gobierno.
Productores de miel, dicen. Artesanías, dicen. Cultivos de plantas medicinales… Habrá que reunirnos más para conversar más sobre estos temas, concluyen.
Y hay emoción en esta gente que vive el día a día. Escuchan a sus compañeros, asienten en silencio con la cabeza. Murmuran al compañero de al lado de cuando a cuando.
Van a seguir trabajando para recuperar sus tierras.
¿Y los que ya han “vendido” sus tierras? Lo respondió el propio procurador agrario, Alfredo Ramírez Gómez, en la asamblea de 22 pasado: “Nadie puede vender lo que no se tiene. Las tierras ejidales son comunales y son intocables”. Una cosa quedó claro, y repetida muchas veces: las decisiones las toman ellos mismo. Nadie puede venir a decirles lo que mejor les conviene.
Al cierre del evento, pasó a hablar Peregrina. Contó cómo se enteró del famoso proyecto, cómo llegó a su casa un personero de Elawan Wind a intimidarla, pero ahora está aquí reunida con vecinos y amigos, acompañando a su esposo, ejidatario, contando su historia.
“Es verdad”, comenta un abuelo en el círculo donde está el cronista, “nosotros escuchamos algo pero sobre Chicxulub, entonces no le dimos mayor importancia.
Peregrina ha sido una nota constante en los que se hace en este proceso.
Es verdad que no soy ejidataria (su esposo lo es), comenzó diciendo, como disculpándose…
Y dejó en claro: “No estoy contra ninguna empresa: estoy a favor de Ixil”.
Todos aplaudieron, hombres y mujeres, y comenzaron a moverse de sus sitios para apilar los asientos y meterlos al edificio de la comisaría.