Por Jesús Solís Alpuche, profesor y luchador social
KINCHIL, Yucatán, 22 de diciembre de 2016.– La segunda semana de diciembre el nuevo ejido Texán II informó de su primer año de vida verdadera, como comunidad con registro agrario. En representación de El Barzón Nacional les dijimos que son el ejemplo que inspira la resistencia en otros ejidos y comunidades para la conservación del patrimonio a que tienen derechos nuestros pueblos originales en Yucatán y todo el país.
Les dije: mucha gente está pendiente de sus acciones y avances en materia de la defensa patrimonial que realizan, y en la cabecera municipal Hunucmá y comunidades ejidales como Kinchil, Tetiz, Acanceh, Punta Laguna, en Valladolid, Uman, Chocholá, Chablekal y otras que están sufriendo los embates de la estrategia global del despojo por medio de la estrategia de privatización, en conjunto con el país entero, el ejemplo de dignidad que ustedes están dando es prueba de que sí se puede. Sí se puede construir un proyecto alternativo para la vida, de autosuficiencia alimentaria con desarrollo sustentable.
Concluye un año más del nuevo Katun de la nueva Cuenta en el reloj del tiempo maya. Entre las novedades del nuevo ciclo iniciado hace 13 años occidentales está la resistencia de nuestros pueblos al despojo de sus territorios que inició el siglo XV y continúa cada vez con mayor violencia contra la naturaleza, y sus guardianes que somos los pueblos originales.
Dado este terrible acontecer, es necesario recordar que desde principios del Siglo XVI, según nuestros mitos y leyendas mayas, la ociosidad e imprudencia de los conquistadores descubrió el rollo del tejido de la vida en una forma de soga; unos dicen en el tronco o las raíces de una ceiba y otros que estaba resguardado en el templo de Kukulcán, en Chichén Itzá. El caso es que al ser desenrollado por los blancos que buscaban secretos de tesoros de oro, jade y otros falsos valores para nuestros pueblos, fueron advertidos del mal que traería el desarrollo equivocado de la soga, si no se volvía y retornaba como estaba bien tejida en su lugar.
Los españoles, que dentro de su ignorancia ancestral aun respetaban el orden de los pueblos, trataron de enrollar de nuevo la soga con todos sus tejidos pero no pudieron y por el orden en que lo hicieron ya no cupo en su lugar. Entonces no vieron otra solución que cortarle una parte, desaparecerla, y simular que la restablecían en su lugar.
Desde entonces nada fue igual. Los ancestros dicen que en el momento en que se trozó la soga de la vida le salieron borbotones de sangre. Y nada siguió igual. El respeto a los dioses de los vientos, del agua y la lluvia, del fuego y de la cara redonda de la tierra se fue perdiendo por el daño causado por quienes aún seguían creyendo que la tierra era plana en el siglo XVI. Se impusieron, por medio de la religión católica nuevos valores a nuestros pueblos, pero desde entonces muchos de nosotros siguen buscando la parte extraviada del Tejido de la Vida para empatarlo y que la vida en el planeta recupere la naturaleza del orden de su estabilidad.
Por esta razón la importancia ejemplar de la comunidad de 21 ejidatarios que se constituyeron hace un año en el Ejido II de Texán y celebraron recientemente su primer aniversario de trabajo, orgullo de Hunucmá y de la Alianza Nacional Comercializadores y Consumidores (ANACC) denominada a nivel nacional como El Barzón.
Esta organización del Ejido II, aliada con la Asociación Estatal de Padres de Familia, AC (AEPAF) de Mérida; la Konéex Mulmayeheex, AC de Kanasin, La Asociación de Jubilados y Pensionados del Estado de Yucatán, AC; la Coop. Tumben Chuc y Chan Tzab Can AC de Kinchil, integrados a la Nueva Constituyente Ciudadana y Popular y El Barzón, queremos seguir la búsqueda nacional e internacional de la parte cortada y extraviada del tejido de la vida, rota por la ignorancia de los valores fundamentales de la existencia de una vida general integral e interdependiente del ser humano y la naturaleza. Vida violentada y cercenada por la visión de un desarrollo liberal y neoliberal, cada vez más irresponsable, porque se aleja de la espiritualidad y la comunión con los reinos vegetal animal y mineral, reinos que los capitalistas sólo pueden ver para su enriquecimiento, como recursos para explotar y depredar.
Consideramos que los valores de la cultura occidental ahora más que nunca están en retroceso por el agotamiento del proyecto capitalista frente la evidente inestabilidad del planeta, por causa de la sobrexplotación y depredación de recursos naturales. Recursos que son patrimonio no sólo de los pueblos originales, sino de todos los seres vivos; recursos que pasan a manos particulares que priorizan el dinero, como valor y fuente de poder, frente al valor de la vida ambiental.
Por eso, en este espacio hacemos un llamado a la ciudadanía, a las organizaciones de la sociedad civil, para insistir en la búsqueda y recuperación del tejido de la vida, rota, por la dirección y visión equivocada de un proyecto de mundo enajenado, confundido, voraz e irreconciliable, no sólo entre los grandes centros de poder político y económico global en constantes guerras, sino en la siembra de la muerte, como vida, en las expectativas del desarrollo entre la mayoría de los seres humanos, con respecto a la naturaleza de donde provenimos y dependemos. [email protected]