En medio de la pandemia, al iniciar la etapa de los semáforos, cuando en la mayoría de los estados de la república está en rojo y solo en Zacatecas esta en ámbar, el presidente Andrés Manuel López Obrador inició una serie de giras en el sureste mexicano, para dar el banderazo al tren maya en cuatro de las entidades del país, que corresponden a las primeras cuatro etapas de seis, en que se ha dividido el megaproyecto. La primera se inicia en Chiapas, la segunda en Campeche, la tercera en Quintana Roo y la cuarta en Yucatán.
En el contexto de una crisis económica mundial y nacional que ha golpeado sobre todo a la clase trabajadora y campesina, y donde ha habido recortes en el sector público, nunca antes vistos, da inicio el polémico meproyecto del tren maya.
Contrasta que de los recursos millonarios del tren maya no se haya tocado un solo peso para apoyar los gastos del sector salud en el combate de la pandemia, mientras que por otra parte se recorta el gasto de la administración pública en sectores importantes.
El construcción del tren maya se inicia.
En el Centro de Estudios e Investigaciones Sociales y Culturales Efraín Calderón Lara “El Charras" (CEISC), nuestro posicionamiento en relación con el inicio del megaproyecto del tren maya es de un total rechazo en virtud de que hay tres aspectos fundamentales que no han cumplido para que se considere viable:
1. Los estudios de impacto ambiental y las autorizaciones correspondientes, ya que esta obra afectará varias zonas de reserva ecológica y de areas de vegetación importantes.
2. La consulta a las comunidades ha sido irregular y no se han seguido los estándares mínimos del derecho a la consulta, establecido en el Convenio 169 de la OIT. Ello ha dado lugar a una serie de amparos de parte de los pueblos originarios.
3. La afectación del patrimonio arqueológicos de la nación, ya que se están iniciando las obras sin los estudios previos de prospección arqueológica, lo cual pone en riesgo nuestro legado cultural prehispánico.
El gobierno de la 4T ha concursado o adjudicado a cuatro empresas los cuatro primeros tramos en que se ha dividido el proyecto. Estas son el consorcio liderado por Mota-Engil México y China Communications Construction (con antecedentes de prácticas fraudulentas), en participación con las mexicanas Gavil Ingeniería, Eyasa, y Grupo COSH (primer tramo); Operadora Cicsa, del multimillonario mexicano Carlos Slim y la constructora española FCC, controlada por el mismo empresario (segundo tramo); la constructora Gami Ingeniería e Instalaciones S.A. de C.V (tercera etapa) y la constructora mexicana Ingenieros Civiles Asociados (ICA) (adjudicación directa del cuarto tramo).
El gobierno federal ha anunciado que con dicha obra se van a generar 80,000 empleos, sin especificar su carácter temporal, salarios, prestaciones, seguros médicos.
Es evidente que la inversión millonaria del tren maya va a beneficiar, en primer término, a los grandes consorcios que siempre han estado aliados al gobierno en turno. ¿Cuarta transformación? ¿o la misma gata revolcada?
Por estas razones el CEISC manifiesta su total rechazo al megaproyecto del tren maya y manifiesta su solidaridad con las comunidades de los pueblos originarios que van a ser afectados.
Firma: la directiva del CEISC
MayaPolitikon
Una web que publica informaciones relacionadas con los pueblos mayas. Editor: José Natividad Ic Xec